OPINION

 

LA FAMILLE: MAJZÉN Y EL CAPO DI TUTTI CAPI

JATRY BEIRUK 

UNA ORGIA DE SAQUEO

El sistema administrativo ultraburocratizado del país, la falta de leyes adecuadas y la cultura «majzenizada» de la ilegalidad se han combinado para fundirse en una corrupción gubernamental galopante ya no sólo con grupos organizados criminales marginales, sino  con estructuras muy organizadas, reglamentadas y disciplinadas que están en el núcleo del sistema. Los individuos que se hallan al frente de estas estructuras, de repente se han encontrado a sí mismos en posesión de vastos recursos materiales, humanos y administrativos.

El problema de la deuda marroquí está estrechamente ligado al desorden y desvío de fondos que gestionan compañías públicas o semi-públicas (tales como la CNSS, la CNCA y la CIH). En lugar de invertirlos en la economía, los préstamos son desviados y se convierten en fuente de riqueza para una clase social que se ha convertido en parásita y que carece de cualquier sentido del negocio o de la innovación y que está interesada sólo en el consumo.

El CNSS (Fondo de la Seguridad Social) que administra las cuotas de empleadores y empleados, ha venido siendo investigado desde 1992. Parece que en los últimos treinta años se han «evaporado» mil millones de euros del fondo. Los abusos abarcan conductas como inflar las cuotas de 5.000 asalariados, la financiación de gastos médicos a personas no contribuyentes, o estafas en la construcción de clínicas financiadas por el CNSS en doce ciudades marroquíes. Este es, actualmente, el mayor escándalo financiero.

Eclipsa el interés en otros asuntos como los préstamos que en su propio interés los directores de instituciones públicas como el CNCA (Caja Nacional de Crédito Agrícola) y el CIH (Crédito Inmobiliario y Hotelero) han dado a sus clientes y parientes. Como decía una de las fuentes: «en Latinoamérica los políticos corruptos huyen a Miami con el botín robado. Aquí ni siquiera tienen que dejar el país». La podredrumbe no puede ser eliminada del todo sin encarcelar a la mayor parte de la élite del país.

En julio, Mohamed Gurja, antiguo jefe del CNSS, se intentó suicidar. Gurja tenía cantidades letales de insecticida en su estómago. El caso del CIH, un banco público, también ha estado últimanente en los noticiarios. Su ex-presidente, Mulay Zin Zahidi, se evadió del país y ha decidido hacer alarmantes revelaciones a través de la prensa. Así, la edición semanal de "Le Journal Hebdomadaire" de 19 de octubre contenía una entrevista con Zahidi. El artículo refiere cómo el fraude cometido -que llevó al CIH a unos resultados catastróficos- no pudo ser evitado ya que las órdenes fueron dadas por los consejeros más cercanos al rey anterior.

El 15 de noviembre, el diario "Al-Ahdath Al -Maghribia" se preguntaba si el anterior ministro de habús (fundaciones islámicas) y asuntos islámicos, Abdelkebir Alaui Mdagri, celebraría una conferencia de prensa y diría públicamente la verdad acerca de sus inmensas posesiones, incluidas granjas agrícolas. El periódico preguntó cómo el Sr. Mdagri pudo amasar semejante fortuna siendo como era un abogado poco conocido que luego se convirtió en ministro. "Al-Ahdath Al-Magribia" aseguró que el anterior ministro no diría ni una palabra, puesto que «ninguno de los que le precedió habló al terminar sus funciones en el Majzén»

Los demócratas marroquíes, o los pocos de éstos que hay en el país, han empezado a reconocer que el peligro más inminente para la seguridad de la sociedad y, ciertamente, del propio país, es la corrupción interna y el crimen. Irónicamente, los servicios responsables de la «seguridad del Estado» son más una parte del problema que la solución. Los miembros del servicio secreto marroquí interior (la DST)  no sólo han consentido en corromperse ellos mismos en cualquier nivel de sus burocracias, sino que, como parte de su estrategia, deliberadamente han desempeñado papeles económicos y empresariales que sitúan al servicio en posiciones que invitan a realizar una manipulación de la riqueza en gran escala que contradice sus obligaciones legales de luchar contra la corrupción.

La impunidad es endémica en la cultura burocrática del Majzén. Abdesalam Magraui, un profesor marroquí, estimó que «los marroquíes se preguntan si la galopante injusticia y corrupción pueden ser eliminadas en tanto en cuanto las "máscaras de acero" (la vieja guardia de consejeros, dignatarios y generales que se hizo tan poderosa con Hassán II) se sienten al lado del rey. El entusiasmo por Mohamed VI se ha desvanecido. Los que abogan por la democracia están planteando cuestiones acerca de las posibilidades de una reforma política seria..».

La conformidad occidental con absolutamente todo lo que haga Mohamed VI no le dio ninguna razón externa para cambiar, al tiempo que la ayuda occidental sirvió para hacer más fácil a "La Famille"* el saqueo del país con todo confort.

LA OBSESIVA NECESIDAD DE UNA CONSPIRACIÓN

Cuando el diario marroquí "Aujourd‚hui le Maroc" publicó un artículo sobre la carta de los «oficiales libres», todos los demás periódicos adictos al majzén tuvieron una idea de cómo afloró esta misteriosa carta y el «Comité de Oficiales Libres».

La mayoría afirmó que era «un nuevo episodio de la guerra de desinformación». Algunos sugirieron otros culpables y otros, confidencialmente, dijeron que fue el servicio de inteligencia español: «no, ha sido el CNI».

La mayoría proclamó (sin ninguna prueba, por supuesto) que España estaba detrás del referido Comité. Estas tramas proporcionan un material muy jugoso para la máquina estatal de propaganda. Los periódicos del gobierno llenaron sus páginas con noticias sobre Abelilá Issú, un teniente del Ejército marroquí, que ha sido acusado de colaborar con los españoles en la «fabricación» de la carta y de ser el único miembro del «Comité». El propio Issú ha denegado conocer nada de ese grupo en una entrevista dada al periódico "Al Ayam".

Así marcha estos días la versión de Rabat sobre la historia de la conspiración de los «oficiales libres». Tal y como sucede en las situaciones emocionales como esta en las que está envuelto el orgullo del majzén, es España (o, en otros caso, Argelia) quien rápidamente se convierte en el blanco de una ira masiva.

Hace dos meses, por ejemplo, y justo en el momento en el que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Programa Alimentario Mundial (PAM) dieron la bienvenida a la primera donación privada en respuesta al llamamiento internacional en favor de los refugiados saharauis, la conspiración afectó a la estrella cinematográfica americana Angelina Jolie. La prensa local estaba absolutamente convencida, o así quería parecerlo, de que la actriz había sido «manipulada por el Polisario y por el Ejército argelino» (por supuesto, no hay pruebas de ello). El Majzén siempre ha echado la culpa a sus vecinos de la mayor parte de los problemas del pais. Pero esta vez esto sonaba un poco hueco.

Las conspiraciones aparecieron varias veces el año pasado. Primero fue la «conspiración» que estalló en las noticias marroquíes acerca de la visita del rey a Smara y los acontecimientos subsiguientes. La prensa no excluyó la posibilidad de que ciertas «manos invisibles» pudieran tener algún beneficio con los acontecimientos de Smara.

Después fue la «batalla» en el aeropuerto de El Aaiún cuando una delegación española se encontró con el Ejército marroquí esperándola en la pista. Para las autoridades marroquíes la delegación parecía ser favorable a los «separatistas del Polisario» y «sus intenciones inamistosas hacia Marruecos son bien conocidas».

Apenas unos días antes, el semanario marroquí "Maroc-Hebdo" afirmó que Mulay Zin Zahidi, el antiguo jefe del CIH (Crédito Inmobiliario y Hotelero) estaba viviendo en un hotel de Ceuta con su esposa bajo la protección del "servicio secreto de Aznar".

El Príncipe Mulay Hicham, primo del rey y segundo en la línea sucesoria, dirigió un memorándum al ministro del Interior el año pasado. En el texto, el primo del Rey denuncia al director de la DST, el general Hamidu Laanigri como responsable de la presión ejercida contra el chófer del Príncipe, para que éste declarara que Mulay Hicham mantenía «lazos asiduos y secretos con altas jerarquías del Ejército».
El diario árabe "El Qods el Arabi", en una edicion censurada en Marruecos, se interrogaba: «si el Majzen paga a periódicos como "Jeune Afrique" y "Aujourd'hui le Maroc" para atacar a Mulay Hicham, ¿por qué se censura la prensa que critica las vacaciones juerguistas de Mulay Rachid [hermano del rey] o los viajes españoles de la Princesa Lalla Hasna [hermana del rey] con su novio [el torero español] El Litri? ".

En Marruecos, durante años, ha existido una enorme necesidad de conspiración para desahogar las frustraciones del majzén. La conspiración emerge cada vez que hay mentes lo suficientemente ágiles como para usar las nociones tradicionales de honor y honestidad en una sociedad en la que de otro modo las mentes racionales se desvían para retorcer sus respuestas en beneficio de otros intereses. Esa es, justamente, la cultura del majzén.

En Marruecos, la élite ha visto que es asombrosamente sencillo hacer propaganda para influir en la mentalidad de sus gentes. Sus conspiraciones están diseñadas para distraer la atención de los fracasos y defectos de los propios gobernantes. ¿En virtud de qué conspiración cada año miles de personas ponen en peligro sus vidas en el mar en una patera o existen 30.000 ofertas ficticias de empleo?

Esta es la razón por la cual la respuesta a la carta de los oficiales libres es tan interesantísima, y también tan reveladora de la tragedia de esta nación. Muchos se preocupan de que el país se deslice hacia el desastre. De hecho, no hay ningún signo de que el país se mueva en una dirección clara. La solución de los enormes problemas de pobreza, deterioro y analfabetismo requiere limpiar el sistema de sus maleantes.

¿PARA QUÉ MOLESTARSE EN VOTAR?

El Majzén ha estimado que se registró una alta participación en el Sáhara Occidental durante las elecciones legislativas, lo que demuestra, según Rabat, que «el reino tiene razón al reivindicar el territorio disputado desde hace un cuarto de siglo». De hecho, aduce que la participación ha sido incluso más alta que en el propio Marruecos. Esto le hace a uno preguntarse ¿estarán los saharauis más interesados en la política del país que los propios marroquíes?

A pesar de estas declaraciones, los candidatos de 18 partidos irrumpieron en un local en que se llevaba a cabo la votación, en El Aaiún, y denunciaron el fraude. Fue la protesta más importante ocurrida durante las elecciones.

Según los irritados candidatos, las autoridades cerraron los ojos ante algunas prácticas como la compra de votos y las urnas fueron sustituidas en algunos colegios electorales durante alguno de los muchos «apagones» escenificados.

El plan de Mohamed VI, presumiblemente, era permitir la celebración de unas «elecciones legislativas libres». El jefe del partido ganador, de esta forma, se convertiría en primer ministro. Pero, por supuesto (éste es el inconveniente de la democracia) Mohamed no podría asegurarse de que su persona o partido favoritos pudieran ganar. La USFP, liderada por Abderramán Yusufi, el primer ministro en funciones, se dice que ganó las elecciones. Sorpresivamente, el rey jovenzuelo nombró a Driss Yetú, sin afiliación política, como el nuevo Primer ministro. Yusufi,  que no se atrevía a cuestionar la decisión real, consideró el acto como «criticable»; una manera sumisa de evitar ser demasiado personal y traspasar la línea roja. El 15 de noviembre, el diario "Al-Ahdath Al-Maghribia" consideró que el nombramiento de Driss Yetú -que no era resultado de la voluntad popular expresada en las urnas- fue una «oportunidad perdida».

Considerando las cosas desde el punto de vista constitucional, el rey tiene poder para destituir al primer ministro y para disolver el parlamento (supuestamente elegido por el pueblo), nombrar gobernadores, ministros y jefes del Ejército con el asesoramiento de poderosos consejeros reales.

Los emigrantes marroquíes -estimados en más de tres millones- a pesar de su continua demanda, no se hallan autorizados para votar en las elecciones de su propio país. El Majzén teme que estos emigrantes se hayan convertido en una amenaza para su anacrónico y corrupto sistema desde el momento en que pudieron «saborear»y disfrutar una democracia real en cualquier otro lugar.

LAS PATERAS DEL MAJZÉN

La actitud del gobierno español y de otros países occidentales para ayudar a las autoridades marroquíes en su lucha contra el tráfico de drogas y la inmigración ilegal se ha basado en la premisa de que Rabat también tiene la voluntad política o el sincero interés de llevar a cabo esa batalla. Cuando analizamos la actitud del gobierno marroquí en la lucha contra el crimen organizado y la corrupción administrativa institucionalizada que ha permitido a la sedicente «La Famille» florecer, queda claro que las élites políticas, económicas, policiales y judiciales son una parte fundamental del problema.

Deseosos de abandonar la declinante economía del país, miles de marroquíes ponen en peligro sus vidas intentando cruzar el Estrecho de Gibraltar en «pateras» o hacen largas colas ante las embajadas extranjeras en Rabat solicitando un visado. Y la parte triste del asunto es que estas vidas perdidas nunca son noticia en la prensa local. La hemorragia humana del país es un indicio del fracaso del gobierno y de su reforma económica. Dejan la opresión política y la falta de oportunidades económicas.

Muchos de los posibles emigrantes son jóvenes y bien educados. Su común denominador es la pobreza y la marginación. El país está perdiendo un enorme capital humano y líderes potenciales entre estos jóvenes, emigrantes desesperados. ¿Por qué el Majzén no hace nada al respecto? Europa en general y España en particular debieran entender que el Majzén tiene un oculto interés en este flujo migratorio por diversas razones.

La primera es que a medida que la emigración ha aumentado, también lo ha hecho el dinero enviado a Marruecos. Las remesas de los emigrantes enviadas al país son la primera fuente de ingresos del reino. Esto explica las atenciones que se les dispensan cuando vuelven de vacaciones, y son bienvenidos a la entrada del puerto por el rey en persona, a pesar de que no les autorizan a votar en las elecciones.

La segunda es que, cuantos más trabajadores se vayan fuera, habrá menor demanda de trabajo en el interior del país y, así, bajará la tasa de paro y el gobierno podrá exhibir las cifras de empleo del país.

Tercero, la salida de estos emigrantes constituye la «valvula de escape»‚ que alivia las tensiones sociales y politicas internas.

MOHAMED VI, EL CAPO DI TUTTI CAPI

Todos los críticos concuerdan en que Mohamed VI no hace nada. Señalan la falta de planes claros y de prioridades. Los ministros atienden a sus propias agendas como si el ministerio fuera su negocio privado.

El gobierno opera como un negocio en el que hay que pagar por cada licencia, contrato o permiso. Los negocios adoptan los métodos de los gángsters, los criminales pretenden respeto y los ciudadanos ordinarios viven atemorizados. Después de la muerte de Hassán, se esperó que se rompiera el trágico ciclo de la historia de Marruecos en la que una relajación en la represión vendría seguida del caos y, después, de una renovada y aún más cruel represión. Pero ahora está claro que tres años de «reformas» no han supuesto un nuevo rumbo para Marruecos.

El pueblo marroquí dio la bienvenida al ascenso de Mohamed VI al trono esperando que limpiara el sistema, pusiera entre rejas a todos los maleantes políticos sin distinción y permitiera el florecimiento de una genuina democracia (con los contrapesos institucionales pertinentes). Deprimentemente, su nuevo gobierno ha seguido el camino trillado y en nombre del «realismo» ha puesto de su lado a algunos de los políticos mega-corruptos. Como otros de su cuerda antes que ellos, esta suerte tiene maleantes especiales, porque los maleantes no se hallan constreñidos por principios o moralidad y por tanto son manejables y harán sus ofertas. Como consecuencia, el futuro de la nación se ha visto constantemente obstaculizado por beneficios de corto plazo. Pronto todos se percataron de que Mohamed VI no es un mesías.

Hace dos semanas aproximadamente, el rey marroquí albergó una fiesta de cumpleaños en Marrakech para una estrella americana de hi-hop, incluidos dos jumbos especialmente fletados para traer a la ciudad marroquí a los invitados desde París y Nueva York, según el propio portavoz de la estrella. «No puedo decir nada sobre esto, tengo que respetar los deseos del rey» concluyó. El rey pagó la factura, un millón de dólares, por el evento de cinco días, según informó Dotmusic.

Es tiempo de que reflexionemos y nos demos cuenta de que, en este astuto y taimado «nuevo Marruecos», la ingenuidad occidental difícilmente será recompensada. En efecto, estas expectativas ingenuas e infundadas, que algunos países occidentales infundieron desde el principio, realmente se vuelven contra Marruecos.

El estado marroquí es una monarquía absoluta y teocrática. El sultán se considera «príncipe de los creyentes», igual que lo fue el Mulá Omar para los talibanes. Cuando se le preguntó a un diplomático occidental radicado en Rabat «¿Qué ha cambiado en Marruecos?», éste contestó: «Nada. El nuevo chico es más autocrático que su padre». «No muestra signos de aflojar su tenaza sobre los asuntos diarios del país». «El es el capo di tutti capi».

 Noviembre 2002


* «La Famille»: la corte del rey, las autoridades religiosas conservadoras, influyentes consejeros económicos y políticos del rey, jefes de las fuerzas de seguridad, altos oficiales militares, poderosos secretarios de Estado y algunos de los 10.000 alcaldes, jueces islámicos, pachás, jueces civiles y jefes de policía.

 


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