TRADUCCIÓN

de la entrevista con Mohammed VI

más el comunicado de respuesta de Mohammed Abdelaziz,

por el F. Polisario y la R.A.S.D

 

NOTA: La publicación en Francia de esta entrevista en un diario conservador, y las tergiversadas referencias a la misma hechas en la prensa española, han creado cierta confusión entre los interesados en asuntos del Sáhara. Por la importancia de los temas que se tocan, aunque sea con la dosis de mentira que es costumbre en Marruecos, y para comodidad del lector que no domina la lengua francesa, traduzco esta entrevista, así como el comunicado de respuesta de Mohammed Abdelaziz, que esclarece y precisa varios puntos esenciales.

Muy especialmente, quiero subrayar que la ONU no ha abandonado la idea del referéndum, como nos dicen ("El País" en primer lugar), y que, como indica el Presidente saharaui, el Consejo de Seguridad no aprobó el informe presentado por Kofi Annan. Una vez más, la mano de los diplomáticos franceses está detrás de este nuevo engaño. No en vano Francia es potencia internacional, y miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Si podéis, leeros el último "Sáhara Libre" aparecido, e1 12, de julio 2001, donde queda bien claro también. El Consejo de Seguridad, dice ahí, ha corregido el informe del Secretario General, favorable a lo que llama "la propuesta franco-marroquí", que se salta todas las resoluciones anteriores de la ONU. Insisto: no hay más que mantener la confianza en el Frente Polisario, que habían previsto hace años que esto podía ser así. Y actúan en consecuencia.

Con mis excusas por el retraso en traducir esto,

Fernando GUIJARRO ARCAS


"LE FIGARO" 4 septiembre 2001

Mohammed VI quiere consolidar la democracia marroquí , declaraciones recogidas en Tetuán por Charles Lambroschini

 

LE FIGARO.

Usted subió al trono en julio de 1999, tras la muerte de su padre, el rey Hasán II.
¿Qué balance puede hacernos de estos dos primeros años de reinado?

Mohammed VI.- No tengo más que 38 años y, después de sólo dos en el trono, preferiría utilizar otra palabra que balance. Ésta parece a la vez demasiado prematura o pretenciosa, a la vez que sugiere el final de algo. No he hecho más que empezar. He escogido deliberadamente la vía menos espectacular, que consiste en basar mis elecciones sobre lo ya adquirido y los logros de la continuidad. Sabe, no me despierto cada mañana diciendo: "Vaya, hoy voy a cambiar las cosas para gustarle a uno o dos diarios". Sería ridículo y demagógico. Mi aproximación es más pragmática y reflexiva que eso. Mi ritmo es el de Marruecos. No es necesariamente el que quieren imponernos, con arrogancia e ignorancia, algunos observadores transformados en procuradores. Desde las butacas de sus cafés, esa gente quiere poner a Marruecos y a su rey al compás de su propio chantaje. Ese tiempo ya pasó.

¿Pero sigue usted el ritmo de las esperanzas de la opinión marroquí?

Justamente eso es lo único que me importa. Con lo que me quedo es con la mirada que lanzan sobre lo que hago la inmensa mayoría de los marroquíes. Esta mirada converge con la mía para constatar que la tarea es a la vez inmensa y exaltante. Juntos queremos afirmar el espacio democrático más completo. Queremos también que esa democracia sea la de la mejora. La democracia de un país que ha hecho la elección de un reequilibrio social basado en el crecimiento, pero también sobre el realismo y la equidad. Esta visión, la de la razón, es comprendida por los marroquíes. Ellos saben hacia dónde va Marruecos.

¿Ya que anuncia un nuevo camino, el de las reformas, ¿en qué etapa se encuentra usted?

Las señales ya dadas, los resultados adquiridos son numerosos y sustanciales. Ya se trate de los derechos del hombre, dominio en el que Marruecos no tiene gran cosa que probar, o de la lógica de la integración social que he convertido en mi primera prioridad. Los marroquíes no son los únicos que me han oído, ese es el caso de la comunidad internacional también. Especialmente quienes toman decisiones en los negocios, ya que por primera vez en su historia, Marruecos va a superar la barrera de los tres mil millones de dólares de inversiones directas venidas del exterior. Hace apenas diez años, esas inversiones eran inferiores a los 50 millones de dólares anuales. Pero no puede haber desarrollo económico sin desarrollo social.
Es evidente. Tenemos que luchar en dos frentes, económico y social. La lucha contra la pobreza y contra el analfabetismo es un objetivo prioritario.

¿Cómo hace compatible la dialéctica entre democracia y desarrollo? ¿Cómo resuelve las contradicciones entre su voluntad de modernización y las realidades de un mundo rural que es analfabeto en gran parte?

La tradición y la modernización pueden muy bien ir a la par. Pienso incluso que la modernización puede ayudar a enraizar cierta tradición. Véase el Japón. El todo es encontrar la forma adecuada para Marruecos. La mayoría de los marroquíes viven en el mundo rural, la modernidad debe aportarles soluciones sobre el terreno. Es preciso que no se vean obligados a ir a la ciudad para solucionar sus problemas. Como sabe, Marruecos afronta un ciclo histórico de una sequía casi estructural. A pesar de los dramas que eso crea, no hemos cedido a la fatalidad. Continuamos progresando. Quisiera darle cifras. Entre 1990 y 2000, el número de pueblos que ha tenido acceso a la electricidad es del 15 % a un 45 %, y en lo que respecta al agua potable, del 14 % al 42 %.

Según esas cifras, no está ni a la mitad del camino. ¿Cómo podría ir más lejos y más rápido?

Desarrollar las infraestructuras es ante todo llevar agua y electricidad. Revisar la política agrícola es determinar si la producción marroquí debe centrarse en los cereales o más bien otros productos agrícolas de mayor valor añadido. Los centros de alfabetización no deben ser abiertos en las ciudades, sino en los campos: para permitir que las chicas jóvenes tengan acceso a la educación, para permitir que la gente eche raíces en su medio, desarrolle sus conocimientos sobre el terreno y aporte algo a su medio natural. La tarea es inmensa y el Estado no tiene los medios para asumir solo todas las posibilidades. Es preciso que también las ONG participen en ese esfuerzo. Especialmente la Fundación Mohammed VI que presido y que trabaja mucho en el campo de la educación y de la lucha contra el analfabetismo.

¿Qué definición política daría a una monarquía que no quiere ser ni absoluta ni parlamentaria?

Es imposible comparar lo que no es comparable. Por ejemplo, continuamente se intenta poner en paralelo mi persona y la del rey Juan Carlos. Le respeto y lo quiero mucho, pero la monarquía española no tiene nada que ver con la monarquía marroquí. Los marroquíes nunca se han parecido a nadie y no piden a otros que se les parezcan. Los marroquíes quieren una monarquía fuerte, democrática y ejecutiva. Nuestra monarquía es constitucional con un texto fundamental que data de 1962 y que fue elaborado de forma concertada con las formaciones políticas de la época. Pero entre nosotros, el rey no se contenta con reinar. Reino y trabajo con mi Gobierno en un marco constitucional claro que define la responsabilidad de cada uno. No existe ninguna ambigüedad, y ningún complejo en lo que le estoy diciendo. La monarquía marroquí existe hace trece siglos, hemos evolucionado en ese marco y los marroquíes lo quieren así.

Usted gobierna, sin embargo no lo hace solo.

En el mundo moderno, ni siquiera un rey puede actuar en solitario. Además, eso no se corresponde ni con mi gusto personal ni con mi filosofía. Trabajo en equipo. Me rodeo. Tengo consejeros que me dan su parecer con toda franqueza. Tengo confianza en ellos y ellos tienen confianza en mí. Dicho esto, no me apoyo jamás sobre la opinión de una sola persona. Tengo tendencia quizás a pedir pareceres demasiado numerosos. Pero sobre todo, no quiero cometer el error de basar mi decisión sobre un punto de vista único, en la opinión de una sola persona.

¿Cómo organiza el reparto de tareas con el primer ministro Yusufi?

No hay ninguna improvisación. El señor Yusufi hace su trabajo, yo hago el mío. Ninguno de los dos le pisa el terreno al otro. Hace unos instantes, he tenido al teléfono al señor Yusufi. Acababa de reunirse el Consejo de Ministros y el primer ministro me ha planteado dos o tres preguntas. Yo le he hecho otras. Hemos intercambiado informaciones. Así es como funciona eso. Antes del Consejo de Ministros, Yusufi viene a verme. Debatimos lo que se va a decir y compartimos la tarea en lo que respecta a la política interior tanto como a la diplomacia. Por ejemplo, el señor Yusufi nos ha ayudado mucho para obtener que cierto número de países modifiquen su posición sobre el Sáhara. Un día soy yo el estratega, otro día es él quien lo es. Un día el táctico soy yo, otro día le toca a él. Y no sólo existe el señor Yusufi, hay todo un Gobierno, unos ministros, secretarios de Estado. En eso también formamos un equipo, un grupo muy unido.

En una reciente entrevista en Le Figaro, el universitario Gilles Kepel, especialista en el mundo árabe- musulmán, ha criticado la timidez del Gobierno Yusufi en la aplicación de las reformas. Para Kepel, la verdadera prueba del cambio en Marruecos serán las elecciones de septiembre del 2002. ¿Comparte usted ese diagnóstico?

No. Para mí, las elecciones no son ni una prueba ni una sanción. No será la primera vez que los marroquíes vayan a las urnas. Si el próximo escrutinio suscita más interés, es porque se tratará de las primeras elecciones bajo mi reinado. En una democracia, las elecciones representan un proceso completamente normal. Marruecos es una democracia . El próximo escrutinio será transparente. Reflejará la voluntad de los ciudadanos marroquíes. La gente sabe de forma pertinente dónde va Marruecos y dónde quiero ir yo.

Sin embargo, desde que usted sucedió al rey Hasán II, a menudo ha dado usted la impresión de cultivar el misterio.

En Marruecos se me conoce perfectamente. Los marroquíes conocen mi carácter y mis ideas, saben absolutamente todo de mí. Esta noción de misterio es mantenida por cierta prensa: para vender, para poner una etiqueta. Así pues, me han colgado una etiqueta, la del misterio, simplemente porque he decidido que antes de actuar espero a saber más. Esta actitud quizá ha sorprendido, o decepcionado, a los que esperaban deseando quizá una trayectoria más dirigida a los medios de comunicación. De todas formas, no soy un candidato de hit-parade.

No parece usted experimentar un gran amor por la prensa.

No pretendo tener la unanimidad. Y he aprendido que no hay que pretender gustarle a todo el mundo, y a cualquier precio. Pero )qué es la libertad? Para mí, es el respeto al otro y el respecto de la ley. La libertad, no es la anarquía. La crítica es constructiva, la delación no lo es. La libertad de prensa no es que cualquiera pueda escribir sobre cualquier cosa. Hay que escribir respetando los hechos, incluso cuando son menos excitantes que el fantasma de los que se critican por criticar. Pero en Marruecos, como fuera de él, los hechos son insistentes e impondrán sus propias sanciones a los que quieren ignorarlos.

Es la paradoja de la libertad: se acompaña siempre de la crítica. Usted ha permitido expresarse al chej Yasin, el contestatario islámico. Eso no le impide atacarle a usted.

Le he permitido hacer la vida de todo ciudadano marroquí.

En suma, la otra cara de vuestra tolerancia es que chej Yasin proteste.

¿Por haber sido liberado, quizá?

¿Le da ese mismo tipo de respuesta a todos los descontentos? )Los que dicen: "El rey ha decepcionado. El cambio había comenzado a gran velocidad y después se ha hecho más lento".

Según eso, yo hubiera debido dejar al chej Yasin en residencia vigilada y a Abraham Serfaty en su exilio. Hubiera mantenido el statu quo durante uno o dos años, calculando que el día en que mi popularidad descendiera, me bastaría restablecer sus derechos para volver a alcanzar un buen nivel. No me sacrifico al populismo. Al no haber sido elegido, )por qué dedicarme a hacer cálculos que son totalmente exteriores a mi ética? No puedo guardar a la gente en el refrigerador con el único fin de sacarme una carta de la manga. Lo que he decidido a propósito del chej Yasin y de Abraham Serfaty, lo he hecho porque era mi convicción y había llegado el momento de hacerlo.

Hay también el problema de las mujeres en el Islam. Al subir al trono, usted había suscitado grandes esperanzas entre los marroquíes que reclaman una mejora de la condición de la mujer. Pero el año anterior, los islamistas mostraban su fuerza organizando en Casablanca una imponente manifestación contra el "plan nacional de integración de la mujer". Mientras que la marcha contraria de los progresistas en Rabat reunía a un número mucho menor. Desde entonces, el proyecto de reforma de la Mudawana, el estatuto de la mujer, parece olvidado.

Esa manifestación islamista se desarrolló meses después de mi investidura. No me había pronunciado aún, todavía no había hecho declaraciones. Así pues, pienso que la marcha de Casablanca fue un desahogo, una manera de liberarse. Para mí, la cuestión de la mujer sobrepasa las etiquetas de islamistas y no-islamistas. Por otra parte, en la delegación de mujeres que vino a pedirme que revisara el código de la Mudawana algunas llevaban velo. Como sabe, la mujer marroquí no tiene gran cosa que envidiarle a sus compatriotas masculinos desde el punto de vista de sus competencias y sus ambiciones. Ahora hay que darles la posibilidad de desarrollar sus posibilidades. En mi gabinete y en mi Gobierno hay mujeres. He instalado a mujeres en puestos clave por todas partes. Pero contrario al sistema de las cuotas que automáticamente condena a las mujeres a una situación de minoría. La selección no debe hacerse más que en función de las competencias y no por demagogia sexista.

La manifestación de Casablanca, ¿no ha demostrado que en Marruecos, como en Argelia e Irán, existe un peligro de radicalización islamista?

No pienso que lo haya, porque Marruecos es un país muy anclado en sus tradiciones. En Irán y Argelia ha habido todo un período en que la religión no formaba parte de la vida diaria . Aquí, la religión se vive todos los días. Además, el rey tiene una legitimidad religiosa porque es emir al muminin, príncipe de los creyentes. Debo garantizar la libertad de culto y, quiero precisarlo, no sólo la de los musulmanes. Las tres religiones, musulmana, judía y cristiana, pueden expresarse en completa libertad, seguridad y serenidad. Soy islamista si el islamismo significa el respeto de la religión. Pero no soy integrista. A la inversa, es estúpido aceptar el monokini y la minifalda y, al mismo tiempo, señalar con el dedo a las mujeres con velo. Esos son trucos que no tienen el derecho de ciudadanía en Marruecos.

Si el contagio argelino no puede desbordarse por medio del integrismo religioso, ¿no existe un riesgo por lado de los bereberes? Han salido a la calle para expresar su solidaridad con los de la Kabylia que plantaban cara al poder de Argel, al otro lado de la frontera.

Las reivindicaciones bereberes aquí no son las mismas que las de la Kabylia. Entre nosotros la sensibilidad, amazigh mejor que bereber, es integracionista. Yo soy marroquí antes que bereber o árabe. Hay marroquíes que son bereberes, otros de origen árabe, africano o andaluz. Mi padre era de ascendencia árabe mientras que mi madre es bereber. Esa realidad expresa el carácter marroquí.

Todo el mundo no está de acuerdo con esa visión de las cosas, ya que su propio primo, Mulay Hicham, opina en contra de algunas de vuestras elecciones políticas.

Prefiero que los problemas de familia, si existen, se queden en familia y se arreglen así. También esa es mi ética.

El ejército, ¿es la muralla de la monarquía?

De todas las teorías imaginadas sobre Marruecos, las más sorprendentes y más simplistas son las que han sido inspiradas por el papel del ejército. Unos meses antes de fallecer mi padre, decían que el ejército era islamista y que, el día en que desapareciera Hasán II, el país se hundiría en el caos. Desde entonces, se dice lo contrario: Marruecos estaría amenazado por la emergencia del integrismo y el ejército representaría el único baluarte contra el islamismo. Otra teoría: Marruecos estaría dirigido por un grupo secreto de oficiales. (Cuántas aberraciones! El ejército tiene un lugar importante en Marruecos. Pero no tiene un papel político. Su poder se deriva del que tiene el rey. Y no tengo necesidad del ejército para hacer política. Con ese tipo de elucubraciones se ha charlado demasiado sobre Marruecos, sin razón .

¿Le ha cambiado el poder?

Cuando subí al trono, le dije a mi hermano: "Si cambio, adviértemelo". Hace algún tiempo le pregunté si había cambiado. Me respondió: "Sí, un poquito". Pero no creo que sea un cambio negativo. Al principio, creí que iba a seguir siendo el mismo. Pero el poder cambia a un hombre, y yo no soy una excepción.

La actitud de los demás, ¿ha cambiado?

(En absoluto! Naturalmente, algunos de mis amigos tienen un reflejo de reserva. Yo también lo he tenido. Pero las cosas volvieron a estar en orden muy pronto. Conservo los mismos amigos, las mismas costumbres. Intento llevar una vida relativamente normal, sobre todo con mi familia. Estoy muy cerca de mi madre, de mi hermano y de mis tres hermanas. Nos telefoneamos a menudo. Nos decimos las verdades, a veces hay enfados. Es decir, que mi familia es como todas las demás.

¿Le da miedo el poder?

No! Pero las responsabilidades pesan bastante. Lo esencial es conservar la confianza de los demás. Cuando uno no la tiene, no hay nada que perder. Cuando se la tiene, lo más difícil es seguir teniéndola. Mi prioridad es conservar la confianza de mi pueblo. Tengo tendencia a agradecerles a los marroquíes que sean indulgentes. Porque sé que su esperanza es enorme. El rey es el primer servidor del país: por tanto, estoy a disposición de todos los marroquíes. Se ha dicho que soy el rey de los pobres. Muy bien, pero antes que nada soy el rey de todos: de los jóvenes, de los viejos e incluso de los ricos. No le digo a mi pueblo que no vaya a cometer errores, pero les prometo hacerlo lo mejor que sepa.

¿Hay escritores que inspiren su trayectoria política?

No. Leo de todo, absolutamente de todo, pero no hay escritores que me inspiren. Fue mi padre el que más me enseñó. Respetando mis propias ideas. Me decía: "Tienes defectos y cualidades. No se pueden transformar tus defectos en cualidades, pero debes intentar explotar esas cualidades lo mejor posible".

Justamente, ¿cuál es su mejor cualidad?

No soy yo quien debe decirlo. Sólo sé que estoy hecho de una sola pieza. Soy todo entero, y me implico totalmente en lo que hago.

¿Cuáles son sus defectos?

Tengo muchos. Pero gracias a mi padre, aprendí a no tomar decisiones en caliente. En mi juventud, no siempre entendía la ausencia de reacción de mi padre ante una situación que me parecía injusta. Me decía: "Espera antes de decidir". A pesar de esa enseñanza, he tomado decisiones en caliente y me he quemado. Actualmente, empiezo por analizar tranquilamente todas las situaciones y, aunque me cueste algún tiempo, dejo que las cosas se decanten antes de decidir.

¿Escucha tanta música como libros lee?

Me gusta mucho la música de mi tiempo, el rai, el rock. Lo confieso, tengo unos gustos muy comerciales. Pero me dejo llevar por las distintas corrientes contemporáneas.

Se dice que está enamorado del mar...

Adoro el mar. Nacido en Rabat que está en la costa, siempre me ha gustado estar en contacto con el agua. Difícilmente podría vivir lejos del mar. Pero no sólo me interesan el esquí náutico y los deportes de playa. tengo también las mismas pasiones que mi padre. Él jugaba al golf, hacía equitación y nadaba todos los días. Una semana antes de su muerte, hacía su media hora de natación por la mañana y jugaba sus nueve agujeros de golf. Entonces, con mi hermano, hemos repartido la tarea. Yo soy buen jinete y él es buen golfista.

Paris-Match ha anunciado que iba usted a casarse a finales de septiembre. ¿Nos confirma usted la noticia?

Mire, cuando eso se haga, habrá un comunicado en la debida forma que saldrá del ministerio de la Casa Real y que anunciará el acontecimiento.

Si usted decide casarse, ¿le dará el scoop a "Le Figaro"?

Prefiero hablar de información no de scoop. Y esa información, la reservo para mi pueblo antes que nada .

A propósito del Sáhara ex-español, usted ha obtenido que la ONU renuncia a la independencia . Según ese nuevo proyecto, su provincia del Sáhara Occidental seguirá siendo marroquí pero deberá disponer de una amplia autonomía.

He arreglado la cuestión del Sáhara, que nos envenenaba desde hace veinticinco años. Ese tipo de asunto no se trata trepando sobre un pedestal y publicando un comunicado por día. Para obtener que los once miembros del Consejo de Seguridad de la ONU reconozcan la legitimidad marroquí sobre el Sáhara Occidental, hemos trabajado a fondo y en la más estricta confidencialidad, durante 18 meses .

Pero ese acuerdo sobre el Sáhara hay que negociarlo aún.

En efecto, abordamos una fase nueva de la negociación. Pero entramos en ella de forma mucho más confortable.

Salvo con Argelia.

El acuerdo es claro y estamos discutiéndolo aún. No aceptamos más que una solución equitativa que se acepte en el marco de la soberanía marroquí.

¿Puede hablarse de solución mientras Argelia se niegue?

Argelia se niega hoy. Quizá no se niegue mañana. La solución tomará tiempo, hay que dejarla madurar.

Con el presidente Buteflika, usted dio la impresión de un nuevo comienzo entre Marruecos y Argelia. Pero en los meses que siguieron a su ascenso al trono, las relaciones se degradaron.

No del todo. Las relaciones entre el presidente argelino y yo son excelentes. Pero en fin, las relaciones entre los dos países fluctúan, según lo imponen las realidades de ambos.

Corre el rumor de una cumbre en otoño para normalizar las relaciones.

Nada está decidido. Pero no estoy en contra. Todas las posibilidades de arreglo merecen ser estudiadas. En el plano internacional, el presidente Buteflika le ha devuelto cierto prestigio a Argelia, cierta credibilidad. Argelia tiene problemas internos, pero éstos no tienen nada que ver con la persona del presidente Buteflika. La situación actual es consecuencia de problemas que se remontan a mucho tiempo atrás.

Otro gran contencioso diplomático: sus dificultades con España. Madrid le reprocha a Marruecos que no luche con bastante vigor contra la emigración salvaje hacia las costas españolas. España protesta tanto más cuanto que es una especie de guardián de los acuerdos de Schengen en la frontera sur de la Unión Europea.

En Marruecos nunca hemos ocultado el problema de la emigración. Es un problema real. Lo que no aceptamos es que Madrid diga que todas las dificultades vienen de Marruecos. Es cierto que hay mafias que viven de la emigración clandestina y del tráfico de drogas. Pero también hay mafias en España y son más ricas que en Marruecos. Las canoas que embarcan a los emigrantes clandestinos vienen de España. Cuestan muy caras y están equipadas de motores superpotentes que hacen que esas canoas sean más rápidas que las de nuestra marina . En cuanto a los marroquíes traficantes de droga, tienen pasaportes españoles y cuentas bancarias en España. No somos nosotros quienes les hemos dado la doble nacionalidad. Digamos que la responsabilidad es compartida. Pero del lado marroquí, es mucho más por falta de medios .

Por el contrario, con Francia, las relaciones son casi familiares. Incluso si la opinión pública es contraria a la inmigración del Tercer Mundo a la vez que a la deslocalización del empleo, única esperanza sin embargo de los países del Sur . Lo que le dice a España, ¿se lo diría también a Francia?

Usted habla de relaciones familiares. El presidente Jacques Chirac y su esposa mantienen con mi familia relaciones de gran afecto y de verdadera proximidad. Añadiré que los franceses conocen Marruecos y les gusta. Entre nuestos dos países hay una capilaridad cultural, social y humana que supera las dificultades coyunturales. Pero en Francia hay también un reflejo de seguridad porque se mezcla a Marruecos con otros países de la orilla sur del Mediterráneo. Marruecos tiene una identidad diferente. Por su posición geoestratégica, Marruecos es el país de África que más cerca está de Europa, el más cercano a Europa de los países árabes y de los países del Magreb. Entre Tánger y la costa europea, hay doce kilómetros: por la noche, desde las ventanas de mi palacio de Tánger veo los faros de los coches españoles. Los problemas de Marruecos no encontrarán solución más que cuando exista una verdadera implicación de la Europa de los Quince en el desarrollo de mi país: es el ejemplo de los inversores franceses que tienen mucha fe en Marruecos. Por eso cuento con Francia para ser nuestro abogado ante la Unión Europea . Con los Quince, nuestro partenariado debe traducirse en un verdadero pacto de solidaridad compartida. Es decir, un poco menos una adhesión a parte completa, y mucho más que la simple lógica mercantil que restringe el porvenir de nuestras relaciones de forma abusiva.

Acaba usted de recibir a Yaser Arafat. ¿Qué puede hacer Marruecos por ayudar a que se reanude el proceso de paz?

Entre palestinos e israelíes no puede reanudarse el proceso de paz más que si se abandona esa lógica asesina de todo o nada. Israelíes y palestinos tienen que sentarse a una mesa de negociación sin ningún prejuicio. Estoy tanto más desgarrado por esta situación cuanto que la cultura judía tiene aquí unas raíces muy profundas y muy antiguas. Marruecos ha sido precursor en la paz y el diálogo . Seguimos siendo un modelo en la vida diaria cuanto que, entre nosotros, judíos y musulmanes muestran cada día que no existe fatalismo en el odio y la confrontación.

¿Cree verdaderamente que sea posible la reconciliación entre árabes y judíos en Oriente Próximo?

Le contaré una anécdota: cuando yo tenía siete u ocho años, me cuidaba un barbero llamado Gastón. Un día que me estaba cortando el pelo, le pregunté: "Gastón, )es usted judío?". Después la asistenta cristiana me regañaba: "No debías haberle preguntado si es judío". Me extrañé: ")Por qué?". Y ella me dijo: "Porque se supone que árabes y judíos no se quieren, están haciendo una guerra. Es una cuestión de territorio". Y yo le insistí: ")Por qué? )No hay espacio para todo el mundo?" .

Treinta años después, sigue siendo una cuestión de territorio. ¿Cómo creer en los milagros en Oriente Próximo?

En los tiempos de la Inquisición, muchos judíos vinieron a refugiarse en Marruecos porque sabían que el Islam protegería su fe. Cuando mi abuelo y mi padre volvieron del exilio que les había impuesto el poder colonial, hubo familias judías que aportaron al palacio vajilla, objetos preciosos, archivos. Dijeron a mi abuelo: "Majestad, esto es lo que hemos podido salvar. Se lo devolvemos". Este recuerdo, que mi corazón sigue evocando con mucho cariño, no es sólo una demostración de lo legítimo de la pertenencia de los judíos marroquíes al patrimonio nacional. Me respalda en mi convicción de que Marruecos puede desempeñar un papel determinante, y único por ser creíble por ambas partes, para ayudar a rehacer un contrato de confianza entre israelíes y palestinos que ha desaparecido. Hay que empezar, o volver a empezar, por ahí.

"LE FIGARO" 4 septiembre 2001

 
RESPUESTA del Frente Polisario

 

República Árabe Saharaui Democrática

Ministerio de Información

 

COMUNICADO

Declaración de Mohammed Abdelaziz,

presidente de la República Árabe Saharaui Democrática,

Secretario General del Frente Polisario

 

En una entrevista publicada el martes 4 de septiembre de 2001 por el diario francés Le Figaro, el rey Mohammed VI de Marruecos canta victoria afirmando haber arreglado con una jugada el conflicto que pone a su país con el pueblo saharaui.

Además de que reafirma la tradicional posición de intransi-gencia del Gobierno marroquí sobre la cuestión del Sáhara Occidental y su rechazo de la legalidad internacional, las afirmaciones del rey son cuando menos provocadoras y belicistas.

Con una interpretación tendenciosa, el rey de Marruecos ha buscado desnaturalizar la última resolución del Consejo de Seguridad con alegaciones sin fundamento. En efecto, lejos de aceptar el hecho colonial marroquí sobre el Sáhara Occidental, el Consejo de Seguridad reafirma en su resolución 1359 con fecha 29 de junio 2001 la necesidad urgente de una solución sobre la base del estricto respeto al derecho inalienable del pueblo saharaui a la autodeterminación y la independencia.

Si los 18 meses de confidencialidad y duro trabajo a que hace alusión el rey en su entrevista no llevan más que a la proposición marroquí tan repetida de "proyecto de acuerdo marco", no podemos sino repetir que esto no constituye en modo alguno una solución al problema, y no es más que una repetición de la posición marroquí, presentada bajo un nuevo embalaje.

Si el rey Mohammed VI reconoce en su declaración que este problema envenena a su país durante más de 25 años, de igual forma debe afrontar la realidad, y ajustarse a la legalidad internacional reconociendo el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, mejor que dispersarse ocultando la realidad e induciendo a error a la opinión internacional y marroquí.

El conflicto del Sáhara Occidental permanece. Es un problema de descolonización que encontrará su justa solución en el libre ejercicio por el pueblo saharaui de su inalienable dere-cho a la autodeterminación y a la independencia por un referéndum justo y regular sobre la base del plan de arreglo de Naciones Unidas y la OUA, junto a los acuerdos de Houston, negociados y firmados por las dos partes, el Reino de Marruecos y el Frente Polisario.

La política expansionista marroquí sigue siendo la fuente de todos los problemas y la tensión en nuestra región, y hoy mismo continúa envenenando las relaciones inter-magrebíes.

El Frente Polisario reafirma su adhesión a la solución pacífica sobre la base del plan de arreglo ONU-OUA, que ha motivado la participación de nuestra delegación en las conversaciones de Wyoming a las que nos ha invitado el Enviado Personal del Secretario General de las Naciones Unidas, James Baker.

La República Saharaui, en cuanto país independiente, es una elección colectiva e irreversible del pueblo saharaui. Apelamos al rey Mohammed VI de Marruecos a revisar en consecuencia su política sobre la cuestión del Sáhara Occidental, por lo que le invitamos a implicarse seriamente en que construyamos juntos y en paz un porvenir prometedor y próspero en el respeto mutuo y la estabilidad de nuestra región.

Bir Lahlu, 5 de septiembre 2001


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