Profesor Stephen Zunes
University of San Francisco
AUTODETERMINACION,
DESCOLONIZACION Y DERECHOS HUMANOS CON RESPECTO AL SAHARA OCCIDENTAL
[Traduccion (no oficial y a la espera
de su revisión) por Lih Beiruk del
original inglés : Self-determination,
decolonisation and human rights with reference to the Western Sahara,
by Professor Stephen Zunes, University of San Francisco]
Durante los años 80, cuando fui activo en el movimiento
internacional contra el apartheid, no solo esperaba el día en
que el pueblo de Sudáfrica sea libre sino que también
esperaba el liderazgo de principio que ofrecerá
Sudáfrica libre a la comunidad internacional. Nada ilustra mejor
estos deseos que los esfuerzos que consagra Sudáfrica por el
respeto del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Es
Sudáfrica, mas que ningún otro país en los
últimos años quien evito que Marruecos y a sus aliados
logren convencer a las Naciones unidas en sus esfuerzos por legitimar
su anexión ilegal de su vecino del sur. Fue Sudáfrica,
mas que ningún otro país en los últimos
años, quien recordó a la comunidad internacional que no
se trata de una “simple disputa territorial”, sino de un caso
inconcluso de descolonización.
Mientras que Argelia tuvo también un impresionante liderazgo en
este asunto- desde los años 74- sus esfuerzos han sido a
menudo interpretados por algunos como motivados principalmente por sus
propios intereses geoestratégicos. Dichas alegaciones no pueden
ser aplicadas a Sudáfrica, la cual sin embargo, ha tomado parte
oportunamente y de manera desinteresada en este conflicto.
Recuerdo que cuando visite los campamentos de refugiados y a las
áreas colindantes en el sur de Argelia y en las zonas liberadas
del Sahara Occidental, a finales de 1987, cuando la guerra aun hacia
estragos. En un lugar, visite una exposición de armas capturadas
por el Frente POLISARIO, incluidos algunas tanquetas blindadas.
Todo lo que pude hacer fue tomar nota de las inscripciones en
Afrikánder, una clara evidencia de que el régimen del
Apartheid de Sudáfrica armaba al ejército marroquí
en su conquista del Sahara. No es de sorprender que un gobierno que no
permitió la autodeterminación de su propio pueblo se
abstenga de ayudar a otro país que priva a otro pueblo de ese
mismo derecho a la autodeterminación.
Igualmente, no debe sorprender que un gobierno que logro emerger de
semejantes dificultades tras la lucha por su liberación se
convierta en aliado de otro pueblo que sigue luchando por su propia
libertad. Es quizás irónico que Sudáfrica, un
país que fue condenado al ostracismo por las Naciones
unidas durante los años del apartheid por abstenerse de respetar
los principios de las Naciones unidas relativos a la
autodeterminación durante su ocupación de
Namibia- que esa misma nación recuerde hoy a las Naciones unidas
su obligación de defender esos importantes principios relativos
al Sahara occidental.
Como resultado del fracaso de Marruecos en lograr que el
referéndum avance y de la habilidad de Francia y de los Estados
unidos en lograr privar al Consejo de seguridad de imponer sus
resoluciones en el momento en que cooperan con el proceso, la
administración Clinton logro convencer al Secretario general de
la ONU Kofi Annan y a su Enviado Especial James Baker para lleven a
cabo los esfuerzos necesarios para lograr que se celebre el
referéndum como originalmente lo acordó las Naciones
unidas diez años antes y además aceptar las
exigencias marroquíes de que los colonos marroquíes sean
autorizados a votar sobre el destino del territorio junto con los
saharauis. Esa proposición fue incorporada en el primer plan
Baker presentado en el 2001, el cual hubiera hecho que se celebre el
referéndum bajo la administración marroquí tras
cuatro o cinco años de una muy limitada autonomía sin
garantías de que la opción de la independencia
formaría parte de las opciones. Ese primer plan Baker
recibió el apoyo entusiasta de la recién llegada
administración Bush, la cual llego al poder en parte gracias al
rol que jugo Baker como consejero jefe del Partido Republicano durante
la disputa del voto del Estado de Florida en noviembre anterior,
llevando algunos analistas a señalar que hubiera sido apropiado
que el propusiera un plan que pudiera efectivamente dar
legitimidad a unas elecciones trucadas. La mayor parte de la comunidad
internacional rechazo vivamente la proposición, sin
embargo, mientras pueda de manera efectiva abrogar las resoluciones
previas de las Naciones unidas que garantizan el derecho a la
autodeterminación con la opción de la independencia y
hubiera llevado a una acción sin precedentes de la parte de las
Naciones unidas situando el destino de un Territorio No Autónomo
en las manos de un poder colonial ocupante.
Como resultado, Baker propuso un segundo plan que, como en su plan
precedente, tanto los saharauis como los colonos marroquíes
estarían en condiciones de votar en el referéndum, pero
la consulta tendría lugar solamente cuando el Sahara Occidental
haya experimentado ya una significativa autonomía durante cuatro
o cinco años antes de celebrarse el voto , la independencia
seria una opción en el voto, las Naciones unidas se
harían cargo de supervisar el voto y les corresponde garantizar
que tanto los que vayan a votar por la integración como los que
lo hagan por la independencia estén libres de hacer sus
campañas libres. El Consejo de seguridad aprobó el
segundo plan Baker en el verano de 2003.
Bajo enormes presiones, Argelia y eventualmente el Frente POLISARIO
aceptaron a regañadientes el nuevo plan, sin embargo Marruecos-
renuente a aceptar que el territorio goce de un breve periodo de
autonomía y a sabiendas de que arriesga perder la consulta-
rechazo dicho plan. Una vez mas, los Estados unidos y Francia
presionaron para que las Naciones unidas para que no obliguen a
Marruecos a respetar el cumplimiento de sus obligaciones con respecto
del derecho internacional.
En lo que fue ampliamente interpretado como una gratificación a
Marruecos por su intransigencia, la administración Bush
seguidamente designo a Marruecos como “El mejor aliado fuera de la
OTAN” en junio de 2004, un codiciado status del que únicamente
gozan quince países clave, como Japón, Israel y
Australia. Al mes siguiente, el Senado americano ratifico un acuerdo de
libre comercio con Marruecos con un margen de 85 votos a favor y 13
contra, haciendo así de Marruecos uno de los únicamente
media docena de países fuera del hemisferio occidental que gozan
de tan estrechas relaciones económicas con los
Estados Unidos, si bien – en un significativo precedente- el Congreso
insistió en que dicho acuerdo no incluye los productos
procedentes del Sahara Occidental.
La ayuda americana a Marruecos aumento en cinco desde que la
administración Bush asumió el poder, ostensiblemente como
un obsequio para el reino por llevar a cabo una serie de reformas
económicas liberales y para ayudar al gobierno marroquí a
“combatir el terrorismo”. Si bien hubo algunas medidas
política liberales en todo Marruecos desde la llegada del joven
monarca, quien sucedió al trono tras la muerte de su padre en
1999, amplias y sistemáticas violaciones de los derechos humanos
en el Sahara Occidental ocupado y en el sur de Marruecos siguen sin
disminuir, con manifestaciones publicas de aspiraciones
nacionalistas y protestas organizadas contra la ocupación y
contra las violaciones de los derechos humanos comúnmente
sancionadas con severa represión.
Los saharauis lucharon por sus derechos nacionales primeramente con los
medios legales y diplomáticos, no hicieron recurso a la
violencia. A diferencia de los otros pueblos que luchan
igualmente por su liberación nacional, los saharauis no han
cometido nunca actos terroristas. Incluso durante su lucha armada
contra la ocupación, la cual termino hace quince años,
las fuerzas del POLISARIO limitaban sus ataques exclusivamente a las
fuerzas armadas marroquíes, nunca contra civiles.
La no resolución del conflicto del Sahara Occidental tiene
importantes implicaciones regionales. La misma a instigado a una
carrera armamentista entre Marruecos y Argelia, y en muchas ocasiones
en las pasadas tres décadas, ha llevado a dichos países
al borde de la guerra. Posiblemente más significativo es
el hecho de que el conflicto se ha convertido en el único
obstáculo para lograr una total integración regional de
los países del Magreb- Marruecos, Argelia, Libia y Mauritania-
para conseguir la integración económica y otras
iniciativas que hubiesen subido el nivel de vida y lograda la
estabilidad política en la región. La falta de unidad y
de una coordinación estrecha entre estas naciones y sus
enclenques economías han contribuido a la dramática
resurgencia de la inmigración ilegal hacia Europa y al ascenso
del movimiento islamista radical
Durante las pasadas tres décadas, la Republica Árabe
Saharaui Democrática había sido reconocida, como Estado
independiente, por mas de ochenta países, con Kenia y
Sudáfrica que fueron las ultimas en establecer con ella amplias
relaciones diplomáticas. La RASD se había convertido en
miembro de plenos derechos de la Unión Africana (antigua OUA)
desde 1984 y la mayor parte de la comunidad internacional reconoce que
el Sahara Occidental constituye la última colonia en
África. Por el contrario, con escasas excepciones, los
Países Árabes- pese a su franca oposición a
la ocupación israelí de Palestina y los territorios
sirios- han apoyado la ocupación marroquí del Sahara
Occidental.
Con el rechazo marroquí del segundo Plan Baker y la amenaza de
Francia y de los Estados Unidos de recurrir al veto contra cualquier
resolución del Consejo de Seguridad que obligue a Marruecos al
compromiso, se hace difícil pensar en el éxito de
cualquier solución diplomática del conflicto. Con las
potentes fuerzas armadas marroquíes protegidas por el muro de
separación y la ausencia de voluntad argelina para apoyar el
reinicio de una guerra de guerrillas, el Frente POLISARIO aparece
también falto de una opción militar.
Como ocurrió durante los años 80 tanto en
Sudáfrica como en los territorios ocupados de Palestina el lugar
de la lucha del pueblo saharaui por su libertad ha cambiado
recientemente de un combate militar y diplomático a un
movimiento armado en exilio con un una resistencia popular pacifica. En
los recientes años, jóvenes activistas en los territorios
ocupados e incluso en la parte del sur de Marruecos habitada por
poblaciones saharauis han hecho frente a las tropas marroquíes
en manifestación publicas y otras formas de acción de no
violenta, a pesar del riesgo de verse disparados, detenciones en masa,
y tortura.
La falta de acuerdo por parte de Marruecos y del Frente POLISARIO en
las modalidades del ya largo proceso de referéndum auspiciado
por las Naciones unidas sobre el futuro del territorio saharaui,
combinado con una creciente campaña de resistencia no violenta
en los territorios ocupados contra los ya 31 años de
ocupación marroquí, llevo a Marruecos a proponer
garantizar a la antigua colonia española una autonomía
especial dentro de Marruecos. Este plan gozo del apoyo entusiasta de
los gobiernos americano y francés como un compromiso razonable
para el ya largo y duradero conflicto. Como mas abajo se
señalo, existen serios problemas con esa propuesta. Sin
embargo, el hecho de que Marruecos haya aceptado proponer un
estatuto especial para el territorio constituye un reconocimiento de
que su pretendida reivindicación del Sahara occidental como
parte de Marruecos es falsa. Como pude observar yo y otros visitantes
al Sahara Occidental en los últimos años, no solo
Marruecos fracaso en su política de asimilación de 33
años, sino que las jóvenes generaciones de saharauis son
por lo menos tan nacionalistas como sus padres.
Es lamentable, por ello, que el plan de autonomía propuesto por
Marruecos quede corto con respecto a lo que se requiere para poder
encontrar una solución pacifica al conflicto. Además,
induciría a crear un peligroso precedente que
amenazaría al más importante fundamento del sistema
erigido tras la II Guerra Mundial.
Primero, la propuesta en cuestión parte de la base de que
el Sahara Occidental es parte de >Marruecos, pretensión que
desde hace mucho tiempo fue rechazada por las Naciones unidas, por la
Corte Internacional de Justicia, por la Unión Africana y por un
amplio consenso de la opinión jurídica internacional.
Aceptar el plan de autonomía marroquí equivaldría,
por primera vez desde la fundación de las Naciones unidas y de
la ratificación de la Carta de la ONU hace mas de sesenta
años, la comunidad internacional se vería apoyando la
expansión militar del territorio de país mediando la
fuerza, además de crear un peligroso y desestabilizador
precedente.
Si el pueblo saharaui acepta un acuerdo sobre la autonomía en
vez de la independencia en un referéndum libre y regular,
constituiría un acto legitimo de autodeterminación.. Sin
embargo, Marruecos dijo explícitamente que su propuesta de
autonomía “descarta, por definición, la posibilidad de
someter la opción de independencia” del pueblo saharaui, la
mayoría del cual- de acuerdo con lo que es conocido por los
observadores internacionales- esta a favor de la independencia total.
Incluso si uno es negligente con el derecho internacional, existe un
número de preocupaciones prácticas con respecto a la
propuesta marroquí:
Una de estas preocupaciones consiste en que una autonomía
regional dentro de un régimen autoritariamente centralizado
seria relativa, y a menudo conduce a un conflicto violento. Por
ejemplo, en 1952, las Naciones unidas garantizo al protectorado ingles
( y antigua colonia italiana) de Eritrea una autonomía dentro de
la federación de Etiopia. En 1961, sin embargo, el
emperador etiope revoco unilateralmente el estatuto de autonomía
otorgado a Eritrea, anexionando a la misma y haciendo de ella su
provincia numero catorce, ello termino en un conflicto sangriento que
duro 30 años, y consecuentemente creo problemas fronterizos
entre los dos países que costaron la vida a centenares de miles.
Basados en la experiencia de Marruecos de no respetar sus
compromisos con la comunidad internacional con respecto a la
celebración de un referéndum de autodeterminación
para el Sahara Occidental y sus obligaciones respecto a los acuerdos de
cese el fuego hace dieciocho años, existe poca probabilidad de
inspirar confianza en que Marruecos respete sus promesas de otorgar una
genuina autonomía para el Sahara Occidental.
En efecto, una lectura detenida de la propuesta marroquí suscita
algunas cuestiones como cual es el margen de la autonomía que se
otorgara. Asuntos importantes como el control sobre los recursos
naturales y la ejecución de la ley (en el marco de la
jurisdicción local) son ambiguos.
Además, la propuesta parece indicar que todos los
poderes de los que no esta investida específicamente la
región autónoma son prerrogativas del reino. En efecto,
mientras el rey de Marruecos claramente investido de poderes absolutos
según lo establece el articulo 19 de la constitución de
Marruecos, la propuesta de autonomía insiste en que el Estado
marroquí “mantiene sus prerrogativas en los dominios reales,
especialmente en lo que respecta a la defensa, las relaciones
exteriores y las prerrogativas constitucionales y religiosas de Su
Majestad el rey”, parece ofrecer un amplio margen de
interpretación a la monarquía.
En años recientes, se hablo entre diplomáticos y
académicos europeos, entre otros, de que alguna forma de
compromiso, o una “tercera vía” entre la independencia y la
integración como el plan marroquí de autonomía, es
la mas realista forma de poner fin al conflicto. Citando la mas
predominantes literatura sobre la solución de conflictos,
estos análisis insisten en que un “vencedor gana todo” como es
el caso de un referéndum que ofrezca la elección entre la
autonomía o la integración- es inoperante.
Mientras que estimulando semejante compromiso y tratando de
encontrar una solución de ganador-ganador es seguramente la
mejor vía de conseguir un arreglo pacifico para la
mayoría de los conflictos étnicos y de las disputas
internacionales, el conflicto del Sahara Occidental es un caso de corte
clásico de autodeterminación para un pueblo que lucha
contra la ocupación militar extranjera. No se trata pues de una
“división de diferencia” que establece que una parte esta
bajo una ocupación ilegal extranjera y la otra es la ocupante.
Es por eso que la comunidad internacional rechazo la propuesta de Irak
en 1990-1991en la que se estable una forma de compromiso relativo a su
ocupación de Kuwait. El Frente POLISARIO había ofrecido
garantías para proteger los intereses económicos y
estratégicos de Marruecos si este acepta la independencia total.
Insistir en que el pueblo saharaui debe renunciar a su derecho
moral y legal a la autodeterminación, no es la receta para
solucionar el conflicto, sino para otros conflictos de mayor
complicación en el futuro.
Marruecos logro evitar cumplir sus obligaciones legales durante
más de tres décadas gracias al apoyo de miembros
permanentes del Consejo de seguridad. Como resultado de las amenazas de
Francia y de los Estados unidos de hacer uso del derecho de veto, el
Consejo de seguridad se vio en la imposibilidad de llevar el conflicto
del Sahara Occidental al Capitulo VII de la Carta de las Naciones
unidas, lo cual daría a la comunidad internacional el poder de
imponer sanciones u otras formas de presión que obliguen a
Marruecos a cumplir con los mandatos de la ONU que ha estado
despreciando hasta hoy. La falta de voluntad del frente POLISARIO
no debe verse por ello como el obstáculo mayor que impide la
solución del conflicto.
Apoyo similar por parte de los países occidentales a Indonesia
durante muchos años es lo que evito que se encuentre
solución a la ocupación de Timor del Este. Solo gracias a
las organizaciones de derechos humanos, grupos de iglesias y otros
activistas en los Estados <unidos, en Gran Bretaña y en
Australia, que se logro presionar a sus respectivos gobiernos para que
pongan fin a sus apoyos a la ocupación indonesia y con el ello
el gobierno de Yakarta acepto la celebración de un
referéndum que permitió, por fin, que los timoreses
autodeterminarse. Si pueden hacerse campañas de base similares
en Europa, en Norteamérica para exigir que los países
occidentales cumplan con sus obligaciones internacionales y presionen
sobre Marruecos para que este permita al pueblo saharaui decidir su
propio futuro.
El crecimiento de la resistencia no violenta en los territorios
ocupados ofrece la única oportunidad de hacer conocer a la
comunidad internacional a través de las organizaciones de
la sociedad civil las cuales ofrecen mayor margen de solidaridad con la
lucha de los saharauis por su libertad. Semejantes acciones no
violentas y otras formas de no cooperación suministran una
importante señal a los ocupantes marroquíes y la
comunidad internacional de que el pueblo saharaui sigue exigiendo su
libertad y no aceptara nada que no sea su derecho a la genuina
autodeterminación.
El recurso a los métodos no violentos de resistencia
permite igualmente que las violaciones de los derechos humanos de
manera sistemática que cometen las fuerzas de
ocupación marroquí sean resaltadas, y a la vez se
gana así mayor simpatía y apoyo dentro de la comunidad
internacional de los derechos humanos y ejerce al mismo tiempo serian
presiones sobre Francia, los Estados unidos y otros gobiernos que
continúan apoyando a Marruecos y, indirectamente, apoyan la
ocupación marroquí.
Existe un pequeño pero creciente movimiento en Europa que
soporta el derecho de los saharauis a la autodeterminación, como
también existe un apoyo civil en Sudáfrica, en otros
países africanos, en Australia, en Japón y en los Estados
unidos. Hasta este momento, no obstante, sigue siendo pequeño
para poder tener un impacto en las políticas de los
países, particularmente los de Francia y los Estados
unidos los cuales son los mayores responsables del fracaso de las
Naciones unidas en imponer el respeto y aplicación de sus
resoluciones relativas al conflicto. Esto puede cambiar, sin embargo,:
hace solo doce o quince años atrás, existía un
insignificante activismo de la sociedad civil con respecto a
Timor del Este. Posteriormente, duros y concertados esfuerzos llevado a
cabo por activistas de los derechos humanos, de grupos de iglesias, y
varias organizaciones no gubernamentales en Canadá, en Gran
Bretaña, en Australia, en los Estados Unidos, y en otras partes
se logro forzar a estos países para que retiren su apoyo a la
ocupación indonesa. Como resultado, Timor del Este es hoy un
país libre.
Una campaña similar puede ser la mejor esperanza para el
pueblo saharaui y la mejor esperanza que tenemos de salvar el
más importante principio de la Carta de las Naciones unidas tras
la II guerra Mundial.
Reconozco sinceramente que no soy un gran conocedor del Magreb. No soy
un defensor incondicional del Frente POLISARIO. Se que el numero del
pueblo que mas impacta directamente la ocupación
marroquí, en una proporción global, es
relativamente pequeño. Lo que ha hecho que haga esta
intervención es el hecho de que tengo la certeza de que hay que
defender los principios básicos de los derechos humanos y del
derecho internacional, incluso al precio de incomodar a mi propio
gobierno- como es el caso también de todo principio moral o
legal- esos principios deben ser aplicados de manera consistente. En
los años 90, trabajaba en un consejo de administración en
un comité de coordinación norteamericano de ongs sobre el
problema de Palestina. Durante un forum en las Naciones unidas al que
asistí, un delegado árabe hizo un apasionante discurso
contra la política de ocupación israelí, citando
en su intervención el derecho fundamental a la
autodeterminación, hablo de la importancia de reforzar las
resoluciones del Consejo de seguridad de la ONU, de la ilegalidad de
que un poder ocupante transfiera su población civil a los
territorio que ocupa, las obligaciones de apoyar los derechos humanos
internacionalmente reconocidos. No había nada en su discurso con
el que yo podía estar en contradicción.
Irónicamente, el delegado en cuestión era el
representante del gobierno marroquí, gobierno que violo y sigue
violando esos importantes derechos fundamentales reconocidos por
la comunidad internacional.
Si la comunidad internacional no cumple con sus obligaciones respecto a
este conflicto- donde los imperativos moral y legal son tan claros-
¿como podríamos solucionar problemas más
complejos? Si la comunidad internacional no defiende el derecho
fundamental a la autodeterminación, ¿como
podríamos defender los otros derechos humanos ¿ Si la
comunidad internacional no aplica la serie de resoluciones del Consejo
de seguridad de la ONU relativas a la flagrante violación de la
Carta de las Naciones unidas de un miembro de la misma que
invadió, ocupo y anexiono y colonizo un país vecino
¿ Como podemos aplicar otros estipulados del derecho
internacional ¿
Los desafíos no consisten en el futuro de un pequeño
país, sino en ¿que principio prevalecerá en el
siglo XXI: el derecho a la autodeterminación, o el derecho
a la conquista? La respuesta puede determinar el destino no
solo del Sahara Occidental, sino del orden legal internacional para
muchas décadas futuras.
[ARSO HOME] [Summary Conference Pretoria 2008]