Demain Magazine n° 29, 8 al 14 septiembre 2001

A propósito

traducción del francés, F. Guijarro

La "profecía" de Basri

El texto que se presenta hoy es un documento importante. Es el análisis solitario de un hombre que ha conducido con mano de hierro y durante decenios el asunto del Sáhara, y que cree hoy que el territorio avanza hacia la independencia. Este análisis es claramente catastrófico, y Driss Basri, porque él es el autor de esta profecía, ve en el Plan de Arreglo de la ONU el principio de la desagregación a Marruecos.

La historia de este análisis sale del cerebro del "hombre para todo" de Hasán II es emblemática del Marruecos de hoy. El ex-ministro, forzosamente retirado hace dos años, había escrito este texto para "Le Monde" y otro diario europeo. "Demain", que se había enterado de la historia, anunció hace algunas semanas la "ocurrencia de Basri" sobre el Sáhara creyendo que se trataba de una entrevista. Teníamos informaciones sobre el contenido, no sobre la forma. Así pues, era un texto de análisis.

Unos días antes de su publicación, y como habíamos anunciado en un número anterior, Basri fue obligado a callarse "desde arriba", y a no publicar nada. El "fiel servidor del trono", como le gustaba decir que era en tiempos de Hasán II, así lo hizo. Sin ganas, pensamos. En el jaleo, pidió a "Le Monde" que no publicara su texto, con el pretexto de que había unas modificaciones que hacer. La publicación del diario de Jean Marie Colombani metió el texto en un cajón, y el ex-primer ministro destruyó las copias que tenía. Nunca se sabe.

"Demain" ha podido tener acceso a este texto. Por diversas razones, no debíamos publicar la profecía de Basri. Pero como no dependemos de ninguna iglesia ni de ninguna capilla, y no nos atenemos a las consignas de silencio impuestas desde el poder, hemos decidido sacarlo. Como creemos (°a veces!) a las autoridades cuando dicen que la libertad de expresión es una realidad en Marruecos, publicamos íntegramente la contribución del ex-ministro al asunto del Sáhara.

 

Sáhara Occidental: Crónica de una independencia anunciada

Por primera vez desde su retirada en 1999, el ex-ministro del Interior Driss Basri "piensa" sobre el Sáhara. O más bien, responde a los que piensan que la "tercera vía" es la solución para acabar con el conflicto del Sáhara. Basri prevé claramente la independencia del territorio si el Plan de Arreglo de la ONU se lleva a cabo. Un texto inédito y explosivo cuya difusión ha sido prohibida por las autoridades marroquíes. Prohibición que no implica a esta publicación. Ustedes juzgarán.

En el informa remitido al Consejo de Seguridad el 20 de junio último, el Secretario General de la ONU subraya que después de diez años, el Plan de Arreglo sobre el Sáhara Occidental de 1991 no ha podido ser puesto en práctica en una parte esencial, es decir, la organización de un referéndum de autodeterminación. Ha topado, hasta el momento, con el obstáculo de establecer el cuerpo electoral que deberá participar en el referéndum de autodeterminación. La operación de identificación de los votantes está bloqueada e inacabada, ya que la MINURSO debería examinar 130.000 recursos. Ante la imposibilidad de proseguir esta operación de identificación, habida cuenta de las divergencias de fondo entre las partes, la ONU ha encargado al Enviado Personal del Secretario General James Baker III que explore nuevas soluciones, calificadas de "tercera vía". Su misión ha conducido a la elaboración de un "acuerdo-marco sobre el estatuto del Sáhara Occidental" que el Consejo de Seguridad ha aceptado el 30 de junio2 como plataforma sobre la base de la cual deberán inscribirse las negociaciones futuras entre las partes en conflicto. El proyecto de la ONU plantea conceder al Sáhara una amplia autonomía que debería desembocar en el plazo de cinco años en la celebración de un referéndum de autodeterminación. Se pretendería equilibrar este recorrido en el enunciado de las bases de la solución provisional imaginada para el Sáhara Occidental. Se trataría de encontrar un acuerdo de compromiso entre las reivindicaciones de Marruecos y las del Polisario, basándose en el postulado "ni vencedor, ni vencido".

Esta aproximación transitoria pretende ser también prudente ya que entiende dejar la puerta abierta tanto a la integración en el reino de Marruecos como a la independencia del territorio. El proyecto constituye incontestablemente un giro en la trayectoria de la ONU para arreglar las diferencias. No deja de plantear numerosos interrogantes y alimentar graves inquietudes.

Ante todo, debe notarse que la organización mundial aborda ahora el conflicto del Sáhara con un espíritu nuevo, marcado por la firma voluntad de cerrar el expediente a cualquier precio, incluso forzando la mano de las partes. Esto se traduce en primer lugar por la voluntad del Consejo de Seguridad de comprometerse más sobre el terreno, planteándose incluso confiar a dos de sus miembros permanentes con mayor importancia, Estados Unidos y Francia, la custodia del acuerdo que se establezca entre las partes.

En segundo lugar, el proyecto acaba con la práctica, hasta ahora en vigor, que consiste en buscar sistemáticamente el acuerdo previo de las partes. Principio que era el origen mismo de la concepción y la puesta en práctica del Plan de Arreglo de 1991. En el estado actual de las discusiones, cabe extrañarse de encontrar en un informe del Secretario General los detalles de la controversia entre la ONU por un lado y Argelia y el Polisario por otro, en cuanto al contenido del Plan Baker. Este insólito comportamiento, raramente usado en la práctica diplomática, sólo puede respaldar la idea de que la ONU intenta imponer su proyecto a las partes que ya no podrán hacer uso de los métodos dilatorios para retrasar el arreglo definitivo del asunto del Sáhara. Hubiera sido agradable que esta determinación de la ONU se manifestara en el curso de dos etapas de identificación para conducir a una y otra de ambas partes a dar pruebas de un mínimo de buena fe respecto a los 5 criterios de calificación.

Ciertamente, en la forma, el proyecto de estatuto propuesto por la ONU quiere ser más sutil en la medida en que las partes tienen aún poder de negociación y que el Plan de Arreglo de 1991 no ha sido aún totalmente apartado.

Según el informe del Secretario General de la ONU, el Plan de Arreglo sólo ha sido puesto en espera. Pero lo sustituye una etapa transitoria que deberá desembocar, en cinco años, en un referéndum de autodeterminación tal como fue previsto en los acuerdos de Houston. Por consiguiente, parece decirse a las partes, no hay lugar para la inquietud, el referéndum tendrá lugar. Entonces, ¿por qué dotar al territorio de una autonomía previa, que no figura en el Plan de Arreglo de 1991? Sin querer entrar en todas las preguntas de fondo que despierta el nuevo proyecto de la ONU, evoquemos las que parecen determinantes. Conviene subrayar ante todo que estamos en presencia de un vuelco sustancial del Plan de Arreglo, ya que más allá de las apariencias, la trayectoria de la ONU se inscribe en una perspectiva de independencia del territorio. El proyecto de acuerdo-marco encuentra su inspiración en la práctica de esta organización que concibe la autonomía como una etapa hacia la independencia.

No se trata en modo alguno de una regionalización desarrollada en el marco de un país unitario cuya integridad territorial no se pone en cuestión. La autonomía planteada es de origen y garantía internacional. Hiere a la nación marroquí en su unidad y su diversidad. En consecuencia, en este proyecto de estatuto, los poderes de soberanía conferidos a Marruecos durante el periodo transitorio no deben despertar ilusiones. La trayectoria retenida plantea problema, en la medida en que la evolución sobre el terreno no puede más que alimentar el sentimiento separatista y la voluntad de independencia, incluso si a priori las vanas especulaciones electorales intentarán demostrar lo contrario.

A este respecto, se podrá dar confianza al Polisario y a sus tutores y apoyos para desviar impunemente el proceso planteado por la ONU. La intención del Plan Baker de asegurar "la preservación de la integridad territorial contra toda tentativa de secesión, ya provenga del interior como del exterior del territorio" aparece como un piadoso deseo. Sobre el terreno, el Polisario y sus aliados, lanzados a las técnicas de subversión, sabrán hacer evolucionar la situación hacia su beneficio, para hacer inaplicable el plan. La frágil autonomía quedará rápidamente deshecha ante una reivindicación independentista reforzada que podrá encontrar en los medios de comunicación y en los pasillos de la ONU numerosos oídos complacientes. Porque no hay que hacerse ilusiones: este plan reúne todos los ingredientes de la confusión y la confrontación. Como ilustración, es posible evocar el hecho de que !!se basará en los distintos cuerpos electorales para elegir sucesivamente el poder ejecutivo del territorio y participar en la consulta del referéndum!!!

Esta visión, que ignora los datos humanos y las dificultades técnicas, abre un amplio campo a las maniobras políticas y las confrontaciones de diferente naturaleza. Porque ¿cuál será el sentimiento de los 131.000 apelantes que han planteado recursos para hacer reconocer su cualidad de saharauis y que serán apartados, durante cuatro años, de la gestión del territorio? ¿Cuál será el comportamiento de los numerosos nacionales y extranjeros llegados de fuera y que no tienen la cualidad de saharauis? ¿ De qué manera serán censados los residentes en el territorio llamados a participar en el referéndum? Los contornos de la definición están ya esbozados en el Plan Baker y no parecen referirse a los saharauis, mientras que a primera vista se trataría de residentes no saharauis venidos de otras regiones o de extranjeros que residen en el territorio. ¿ Va a sumergirse la ONU en una nueva operación de identificación? ¿ En qué condiciones se mantendrá el orden público, sabiendo que no faltan motivos para romperlo? ¿Se implicarán Estados Unidos y Francia en estas arenas movedizas? Estas preguntas y muchas otras no incitan al optimismo precisamente. Sin querer meternos a adivinadores, el riesgo de una "timorización" intencionadamente provocada no debe ser excluirse, ya que ante los ojos de toda la comunidad internacional volvería caduco el Plan Baker. Pero, pese a ello, el fin será alcanzado, ya que se considera superada la autonomía, y la independencia del territorio parece ineludible. Si la respuesta del Secretario General de la ONU a las autoridades argelinas es clara a este respecto, el punto 55 del proyecto de acuerdo-marco lo es aún más: "Conviene notar que el procedimiento descrito en el proyecto de acuerdo-marco para la elección del ejecutivo deberá desembocar en la elección de los candidatos apoyados por el Frente Polisario" !!!.

Habida cuenta de estos elementos, conviene hacer una constatación y sacar una doble conclusión.

- El proyecto de la ONU es un equívoco. La hostilidad de Argelia y del Polisario respecto a él no son más que maniobras coyunturales que intentan asegurar las mejores condiciones para llevar al Sáhara a la independencia. Y en este campo, las garantías internacionales sobre la integridad territorial de Marruecos son ilusorias. Para convencerse, basta observar ciertos conflictos actualmente en curso. La nueva trayectoria de la ONU parece conculcar gravemente la Carta de San Francisco cuyos puntos cardinales son salvaguardar la independencia y la integridad de sus miembros.

Gratificando generosamente y de forma discreta con una autonomía a un grupo de gente minoritaria, salidos de una fracción o sub-fracción de algunas tribus, mantenidos contra su voluntad en campamentos en suelo extranjero6, la ONU reanuda, en pleno nuevo orden mundial, sus prácticas viejas, arcaicas, que se apoyan en un pasado muerto, sobre un error consumado. En varios aspectos, esto recuerda los estatutos capitulares, los sistemas de protección, el régimen de puerta abierta, la implantación de protectorados, etc... Marruecos tuvo que sufrir ya todas esas prácticas a finales del siglo XIX y principios del XX. La "tercera vía" recurre a la intervención de la ONU y a la protección de dos grandes potencias para asegurar su viabilidad. Es una buena forma de flagrante ingerencia que obstaculizará la soberanía nacional marroquí y la rebajará a la categoría de las soberanías limitadas, ya que dos tercios del territorio marroquí van a ser objeto de vigilancia internacional, con dos padrinos de talla, Estados Unidos y Francia7. Por fin, la elección de esta "tercera vía" golpea injustamente y de forma discriminatoria a Marruecos y parece excluirlo de su vocación saharaui. En efecto, las tribus y el conjunto de los saharauis que viven en los territorios del Sáhara Occidental son las mismas tribus que viven en los territorios de los Estados vecinos, Argelia y Mauritania.

Los Erguibat o los Ulad Delim, entre otros, están instalados a uno y otro lado de las fronteras internacionales que separan al Sáhara Occidental de estos Estados. Un mismo saharaui será argelino en Tinduf, mauritano en Zuerat, y la identidad saharaui autónoma en los niveles del sur del reino cherifiano. ¡Qué herejía! •

Driss Basri, ex-ministro del Interior del Reino de Marruecos, es profesor en la Universidad

 

Demain Magazine n° 30, del 15 al 21 septiembre 2001

 

Señor director de la publicación.

Tengo el honor de solicitarle publicar en la próxima edición del semanario "Demain Magazine" la rectificación adjunta, fechada el 10 de septiembre. Comprenderá fácilmente, señor director, que haciendo esto, utilizo el derecho de réplica que la ley marroquí de prensa garantiza a la persona implicada.

A este respecto, su publicación, en su última entrega n† 29 del 8 al 14 de septiembre 2001, ha reproducido sin mi autorización un punto de vista que no estaba destinado a "Demain Magazine". Le agradecería, señor director, la diligencia que a buen seguro no dejará de manifestar en este caso.

Su celeridad me permitirá así responder a las legítimas demandas que presento a la prensa libre, pero responsable.

Rabat, 10 de septiembre 2001.

Driss Basri, ex-ministro del Interior, profesor en la Universidad Mohamed V, de Rabat.

 

Comunicado

Desde la publicación el 30 de junio del 2001, por el Secretario General de Naciones Unidas, de un proyecto de acuerdo-marco sobre el estatuto del "Sáhara Occidental", varios diarios nacionales y extranjeros han demandado al Señor Driss Basri que dé su punto de vista personal sobre este proyecto. …l aceptó hacerlo concediendo la exclusiva al diario "Le Monde". El diario "El País", así como otras publicaciones marroquíes y árabes, debían recoger según las formas apropiadas que debían ser definidas, la difusión de este punto de vista una vez que el diario francés lo hubiera publicado. Todo esto se desarrollaría durante la última quincena de julio.

Pero la inminente proximidad del discurso del Trono que Su Majestad Mohammed VI, al que Dios asista, iba a pronunciar el 30 de julio, condujo al Señor Driss Basri a solicitar al diario parisino que retrasase a una fecha posterior la publicación de su escrito. Como Su Majestad evocó, de hecho, el tema del Sáhara en su discurso e incluso en recientes entrevistas con el diario francés "Le Figaro", el Señor Driss Basri decidió finalmente dar por sobreseída la publicación de su punto de vista.

Así pues, ha sido sin acuerdo ni aprobación por su parte como el semanario "Demain Magazine" se ha apropiado del artículo en cuestión y ha procedido a la publicación del mismo en sus columnas.

Rabat, 10 septiembre del 2001

Driss Basri, ex-ministro del Interior, profesor en la Universidad Mohamed V, de Rabat.


Respuesta de Fadel Ismail: «Sahara Occidental, Cuando Basri juega al equívoco »


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