OPINION

 

UNA HUMILDE PROPUESTA

LUÍS HERNÁNDEZ ROCHA

Esta vez me ha dado por robar o, más bien, plagiar. Era inevitable, pues la idea además de brillante se caracterizaba por lo que actualmente mucha gente denomina "morbo". De todas formas, es un honor plagiar a alguien tan distinguido y respetable como lo es el eminente Noam Chomsky. La víctima del plagio es su artículo de opinión "EE UU contra Irak: una humilde propuesta" publicado en El País del 9 de noviembre.

Un buen día, o malo según se mire, todos los medios de comunicación se hacen eco de una escandalosa noticia: "18 americanos muertos al estallar el autobús en que viajaban a las afueras de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental. La operación ha sido reivindicada por agentes del Frente Polisario en dicha ciudad". Como es de esperar, todos los países civilizados del planeta condenan el atentado y reconocen solemnemente que Estados Unidos tiene el derecho de defenderse. Defensa que no se hace esperar, y consistiría en hacer desaparecer los Campamentos de Refugiados Saharauis próximos a la ciudad argelina de Tinduf como respuesta al terrorífico atentado terrorista. Para ello bastará un par de bombitas atómicas de kilotonaje reducido y los beduinos saharauis caerían como moscas. Los odiosos daños colaterales serían escasos; como mucho, la ciudad argelina de Tinduf sería arrasada y, en realidad, nadie la echaría de menos. Después tendría lugar la intervención de unas cuantas secciones de fuerzas especiales lanzadas en paracaídas o desde helicóptero para rematar la faena, es decir, meterle una bala o dos o tres o cuatro… en la nuca al beduino que todavía respira o se retuerce. Mientras tanto y como signo de colaboración antiterrorista, las fuerzas de seguridad marroquíes habrían encarcelado a los sospechosos de ser terroristas o colaboradores del Frente Polisario. En una frase: todos los saharauis del Sáhara ocupado por Marruecos serían encarcelados. Una semana después, los medios de información nos informarían sobre un motín generalizado en las cárceles saharauis y "tras una batalla cruenta en la que los terroristas saharauis lucharon con dientes y uñas contra las armas automáticas de sus guardianes, murieron muchos de ellos… bueno, casi todos… en realidad, todos murieron. Fue algo inevitable, los guardianes tenían que defenderse". Los americanos, tras la operación de "escarmiento", se retirarían para no herir sensibilidades ni influir en el conflicto existente entre los saharauis y el Reino de Marruecos; pues ellos y sólo ellos deben solucionarlo. Un mes después, se votaría por unanimidad una resolución de Naciones Unidas en la que se reconoce la marroquidad del Sáhara; visto que los saharauis han dejado de reivindicar sus derechos sobre el territorio, se asume que han renunciado a ellos. De esta manera, acabaría un conflicto que ha durado más de 27 años y el precio habría sido relativamente bajo: unos cientos de miles de beduinos muertos que nadie echaría en falta y, además, el insignificante daño colateral consistente en la destrucción de la ciudad argelina de Tinduf habitada mayoritariamente por otros beduinos.

El lector, me imagino y espero, estará diciendo "¿Qué locura es esta?". Sí, tiene razón, mi humilde propuesta de la intervención americana "es insensata" y "su único mérito es que es mucho más razonable " y mucho más aceptable que el anticuado y obsoleto acuerdo-marco cacareado una vez más por el buitRey de Marruecos en ocasión del 27 aniversario de la invasión del Sáhara. Le aconsejo buscarse un buen marco, de oro si lo desea, donde poner su ansiado acuerdo-marco y colgarlo en su cámara de los recuerdos.

León, 10 de noviembre de 2002


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