OPINION

MISIÓN POSIBLE

Kamal Fadel, representante del F.P. en Australia
(Traducción de L. Haidar)

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Esta semana, el señor James Baker III, enviado personal del Secretario General de Naciones Unidas Kofi Annan para el Sáhara Occidental, llevará a cabo una visita al noroeste africano en un intento de salir del atolladero que está impidiendo la aplicación de una solución a uno de los más largos conflictos del mundo todavía vigentes.

La misión del señor Baker es colosal y de extrema importancia, pues intentará resolver un problema que ha estado en la agenda de la ONU desde 1963 y en el que las dos partes involucradas han invertido muchísimo, incluyendo miles de vidas humanas. Y sobre todo, su misión concierne el destino del pueblo saharaui.

Las siguientes líneas intentarán bosquejar el escenario de los encuentros de James Baker con las partes implicadas y lo que probablemente éstas le dirán. También estarán brevemente perfiladas las diferentes opciones que se han de considerar.

Marruecos será la primera parada del señor Baker y allí se le dirá que el Sáhara Occidental es históricamente marroquí y que Marruecos jamás aceptará nada que excluya su soberanía sobre dicho territorio. Probablemente también los marroquíes le recuerden al señor Baker que su Reino siempre ha sido un buen amigo de los Estados Unidos de América y desvíen su atención hacia la "ayuda" que Marruecos presta a la guerra contra el terrorismo. Harán hincapié en el hecho de que Marruecos ha firmado contratos con la petrolera tejana Kerr-McGee para la búsqueda de petróleo en las costas saharauis. Además, le explicarán que Marruecos está atravesando una etapa muy difícil en el ámbito interior así como en sus relaciones internacionales y necesita urgentemente el apoyo de sus amigos.

Mientras esté en Rabat, el señor Baker podría consultar con su vieja amiga y confidente Margaret Tutwiler, embajadora americana en Marruecos que ha intentado incansablemente estrechar los vínculos entre americanos y marroquíes.

Durante sus encuentros con el Frente POLISARIO, el líder saharaui le explicará a Baker que el problema del Sáhara Occidental es un problema de descolonización y que el pueblo saharaui, de acuerdo con la doctrina de las Naciones Unidas, tiene derecho a la autodeterminación. También se le recordará el veredicto del Tribunal Internacional de Justicia, la larga lista de resoluciones de Naciones Unidas y el reciente dictamen pericial emitido por la Oficina de Asuntos Jurídicos de Naciones Unidas. Los saharauis le recordarán que ellos han cooperado inmensamente con la ONU y hecho enormes compromisos para ayudar a Naciones Unidas en su esfuerzo por resolver el problema. Le expresarán su asombro por la falta de presión sobre Marruecos, que firmó en 1997 los Acuerdos de Huston bajo la tutela de James Baker. El líder saharaui reafirmará que la única solución legal y viable del conflicto es el Plan de Paz de Naciones Unidas y la Organización para la Unidad Africana, plan aceptado por las dos partes y aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Durante su estancia en la región, James Baker podría encontrarse con el personal de la Misión de Naciones Unidas (MINURSO) y consultarles acerca de cuándo podrían estar capacitados para completar la tarea que se les confió hace doce años. Y ellos podrían mostrarle el plan del referéndum, las listas de votantes archivadas en sus ordenadores, los miembros de la policía y las vacías urnas de votación.

Sin embargo, lo que no estamos en situación de poder predecir es lo que les dirá James Baker a sus interlocutores, aunque sabemos que hay sólo dos vías de solución al conflicto: una es la sencilla y legal, la otra es una vía inexplorada, difícil y cargada de peligros.

La vía sencilla y legal consiste en reavivar el Plan de Paz de la ONU y la OUA y explicar a ambas partes, en términos claros y certeros, que la comunidad internacional no tolerará ningún tipo de violaciones al plan ni ningún tipo de tácticas dilatorias. Por lo tanto, habrá que extender necesariamente el mandato de la MINURSO, y su personal y su presupuesto deberán aumentarse inmediatamente; habrá que señalar una fecha fija para el referéndum y poner el territorio saharaui bajo control de la ONU. De hecho, esto no es una ficción y puede llevarse a cabo perfectamente si hay valor y voluntad.

La otra vía es la preferida por el régimen marroquí y consiste en continuar malgastando los esfuerzos y los medios de la ONU con la ilusión de que otra solución sería posible. El propósito del régimen marroquí, o más bien sus ilusiones, es que con el tiempo las Naciones Unidas y la parte saharaui se cansarán y acabarán aceptando la ocupación marroquí como una fatalidad.

La actitud expansionista e intransigente de Marruecos es muy peligrosa y podría conducir a la inestabilidad de la región. Dada la situación internacional actual y las amenazas contra la paz y la seguridad, una solución justa y duradera que desemboque en la independencia total del Sáhara Occidental no sólo será bien recibida por los pueblos de la región del Magreb sino que dará un gran empujón a la credibilidad de la ONU.

Si el señor Baker cumpliera su misión encontrando una solución justa para la cuestión del Sáhara Occidental, habría triunfado donde muchos han fracasado, lo que le convertiría en un auténtico candidato para el Premio Nobel de la Paz.

14/01/03


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