OPINION

 

EL PSOE Y EL PUEBLO SAHARAUI

F. Javier Perote

--> trad. al árabe, doc Word

España ocupa un lugar aceptable en el ranking  de países solidarios con los demás. Pero hay un tema ante el cual la sociedad española  es especialmente sensible: la causa saharaui.

Parece que el pueblo español realmente ha asumido la obligación que tiene de reparar  la culpa histórica que supuso el abandono y la entrega del Sáhara a Marruecos y Mauritania. No hace mucho he leído un informe en el cual se dice que más de un setenta por ciento de la población  está a favor de la causa saharaui.

Ciertamente: a una gran parte de españoles les duelen los hechos protagonizados por un gobierno que  hace treinta años llevó a este  pueblo a la situación en que se encuentra ahora: su país ocupado militarmente por Marruecos,  con una parte de  su población humillada, sometida  y reprimida brutalmente. El resto viviendo exiliada  en difíciles condiciones en campamentos de refugiados en lo más inhóspito del desierto.

El comportamiento del Gobierno español al entregar el territorio a un triunfante Hassan II, causó honda decepción en la población española que, sin haber tenido opción a defenderse ni cumplir con la obligación de defender al pueblo saharaui, experimentó la sensación de haber sido derrotada originándose  en esta un sentimiento de vergüenza y culpa histórica. Es necesario recordar que en el tiempo de la entrega, el Sáhara era una provincia española y sus habitantes ciudadanos españoles.

Desde entonces los ciudadanos se dividieron, principalmente, entre dos posturas. Para unos el Gobierno actuó con pragmatismo e inteligencia; la presión política a que venía estando sometido el Gobierno de Franco desde hacia tiempo, desde instancias internacionales, en el sentido de entregar el Sahara a Marruecos, más la sensación de que era imposible sostener una guerra contra Marruecos así lo aconsejaban.

Pero otros, creo que la mayoría,  tuvieron la  incómoda sensación de que el Gobierno actuó cobardemente  y que la entrega fue una  traición al pueblo saharaui y al pueblo español.  Muchos opinaban que el  Ejercito del Sáhara sí tenía capacidad para haber defendido el territorio. Hay datos que avalan esta hipótesis.  El Ejercito del Polisario en condiciones mucho más precarias mantuvo en jaque a Marruecos y Mauritania durante cuatro años a pesar de la abundante ayuda recibida desde EEUU y de Francia. El que desde luego no tenía poder ofensivo para embarcarse en una guerra contra España era Marruecos. Tiempo después así lo reconocía un crecido y exultante Hassan II.

Pero esos españoles a los que produce dolor la situación por la que en la actualidad está pasando el pueblo saharaui, y cómo y por qué se ha llegado a ello, encuentran cierto alivio al pensar que se trató de un hecho protagonizado en otras circunstancias y por un gobierno con el cual no se identifican en absoluto.

Pero muchos de ellos sienten la necesidad  de profundizar en el conocimiento del problema, lo que les lleva tomar un mayor contacto con la causa saharaui; viajes a los campamentos, acogimiento de niños etc.  Y es en este momento cuando empiezan a surgir dudas, hacerse preguntas e  indignarse por el hecho de que después de treinta años las cosas estén como están. Este contacto ha sido como la prueba de fuego, la  catarsis, de la que se sale purificado, exultante y  con un propósito  firme de volcarse con los saharauis. 

Descubren que no sólo fue aquel desarbolado último Gobierno de Arias Navarro, sobre el  que todo el mundo carga cómodamente las culpas, (algunos se descargan así de sus propios fantasmas), sino que después ha habido otros gobiernos más cercanos a nosotros, gobiernos en los que hemos puesto nuestra confianza y dado nuestro voto que han sido  tan culpables como aquel, o más.

A veces las actuaciones o declaraciones de nuestros dirigentes  políticos tanto del Gobierno como de la cúpula de los partidos, o influyentes personajes públicos, le dejan a uno perplejo o le  enfurecen por lo alejado que están de lo que en razón de sus propaganda y sus promesas se esperaba de ellos. Gobiernos y partidos políticos con los que se tienen afinidades ideológicas, pero que su comportamiento nos ha obligado todos estos años a mirar para otro lado, en contra de nuestra parecer y emplear un lenguaje cargado de eufemismos  y disculpas de todas clases para eludir acusarles de traición con la misma rotundidad con la que  se ha acusado a los responsables del abandono  de 1975.

¿Quién en 1980 se podía resistir  a las cosas que decían los socialistas? Habían firmado pactos con el Frente Polisario, habían denunciado los acuerdos de Madrid, y sus manifestaciones callejeras y sus mítines se convertían en un bosque de banderas del Polisario. Por si alguna duda le quedaba a alguien no tenía más que leer lo que decían Felipe González y Alfonso Guerra en aquellos tiempos: 

El régimen marroquí es de corte despótico y feudal, con afanes expansionistas que ante la debilidad del régimen español ha conseguido apoderarse del Sahara apoyado por EEUU imponiendo una guerra de ocupación contraria a todas las resoluciones internacionales. España ha cedido incumpliendo todas sus obligaciones. A nuestro juicio la política entreguista respecto al régimen reaccionario de Marruecos sólo ha producido resultados negativos, incluso ha arruinado el clima de buenas relaciones con Argelia de mayor importancia política comercial para nosotros. Frente a la hostilidad marroquí España está obligada a apoyar al pueblo saharaui.

Ante este lenguaje quién podría dudar; esto sí que sonaba a socialismo. Esta filosofía entroncaba con la tradición anticolonialista de las izquierdas.

Recordemos lo que decía la socialdemocracia en el Congreso de  Paris de 1900: la política colonial no tenía más fin que aumentar los provechos de la clase capitalista. Mas tarde en 1951 en Frankfurt se afirma: El socialismo internacional lucha contra las formas parasitarias de explotación de las oligarquías indígenas lo mismo que lucha contra la explotación colonialista del capital extranjero y en 1953 se dice que la Internacional socialista prestará toda su asistencia  y su poder para realizar su independencia y el derecho a disponer de ellos mismos democráticamente. Por fin en Londres en 1955 se adopta la siguiente resolución final: El derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos, hasta ahora considerado como un privilegio, debe ser ejercido como un derecho por los pueblos coloniales y dependientes.  Lo mismo en el Cairo en el 58  y en Bandung y en otras ocasiones y otros lugares.

A este brevísimo repaso hay que agregar lo que establece la propia doctrina de la ONU, la resolución 15/14 y en lo que se refiere al Sahara las innumerables resoluciones en ninguna de las cuales se reconoce el derecho de Marruecos a ocupar el territorio. Sin olvidar el dictamen del Tribunal de La Haya 1975,

Pero a pesar de esta trayectoria del socialismo y de las declaraciones de F/González y A/Guerra ya mencionadas,  tras un esperanzador viaje a los campamentos y un compromiso público de estar con el pueblo saharaui hasta el final, el PSOE da un giro de 180 grados y empieza una política de aproximación y total apoyo a Marruecos. Sólo basta recordar las declaraciones del primer Ministro socialista de Exteriores, Sr. Morán: No solo no haremos nada para desestabilizar al rey de Marruecos, sino que haremos todo lo que esté en nuestra mano para mantener su estabilidad. ¿Por qué no hizo esta declaración antes de las elecciones?  ¿Por qué el Ministro Narcís Serra no dijo antes de ganar las elecciones que iban a vender armas a Marruecos y cuantas más mejor,  a pesar de la prohibición en vigor de proporcionar armas a países en conflicto y a pesar del veto a este comercio que impuso el Gobierno de Suárez?  Yo les di mi voto en el 82 pero desde entonces consideré que fue un voto conseguido con engaños.

La verdad es que la llegada  de los socialistas al poder  fue trágica para los saharauis. Parecía que no existían, que habían desaparecido. No había periódico ni radio ni organismo que se atreviera a enfrentarse a las directrices del Gobierno y nos diera la menor cobertura para que la población supiera que todavía estábamos aquí. Se nos cerró toda clase de ayuda y los polisarios fueron expulsados de España.

Pero a cambio de eso el Gobierno socialista empezó una sistemática propaganda para convencernos de los grandes avances que el régimen de Hassan II estaba haciendo hacia la democracia.  Con este respaldo propagandístico se justificaba una aproximación a un régimen feudal, teocrático, anacrónico, criminal, corrupto en que cárceles como salidas de las pesadillas de un loco estaban llenas. Un régimen  en que los torturados  o desaparecidos eran incontables y cuyo mayor mérito era encabezar las listas que periódicamente elaboraba Amnistía Internacional y Human Rights Watch. El régimen marroquí ya no era despótico, feudal y reaccionario como decían en su escrito los compañeros  Alfonso y Felipe. Los nuevos socialistas estaban dispuestos a convertir en mera palabrería  la tradición anticolonialista del partido apoyando, por razones que todavía ignoramos, este  nuevo odioso  colonialismo. Recuérdese que según la ONU el asunto del Sahara es un problema de descolonización inconclusa.

Teniendo en cuenta el comportamiento del anterior gobierno de F/G y el actual  de Zapatero con su incomparable Moratinos, da la impresión de que una pandilla de aventureros ayudados por una fantástica maquina  de hacer votos arropándose en las siglas P-S-O-E- se apoderaron de un partido político, el PSOE, que  desgraciadamente se ha mostrado muy alejado de los ideales de justicia y libertad  de los cuales han pretendido hacer señas de identidad. Son modernos y progresistas pero de socialistas tienen poco, son gente guapa.

Todavía no ha salido del gobierno ninguna denuncia contra la muerte a palos de Hamdi Lembarki o contra la practica de quemar vivo al saharaui Esidi Salek uld Mulu en la cárcel de El Aaiun.

Es sabido que Marruecos se niega en redondo a aceptar un referendo en el que aparezca la posibilidad de un Sáhara independiente  y que a pesar de todas las maniobras no ha conseguido que ningún país reconozca su soberanía sobre el territorio.

Pues bien,  aquí aparece un Moratinos dispuesto a cambiar las cosas y así vemos como se pasea por África para que los países de la UA apoyen a Marruecos o que el Parlamento Europeo no se pronuncie condenando las violaciones de D/H en las zonas ocupadas y por ahí lo demás. Últimamente ha pedido conversaciones en las alturas entre Argelia y Marruecos para facilitar el desarrollo de la UMA. Pero si Marruecos se niega en redondo a admitir un Sáhara independiente se supone que lo que pretende es que Argelia se sume a esta postura es decir: que apoye el colonialismo.

Por otro lado va por ahí diciendo que la autoproclamación de la República Saharaui es contradictoria con el principio de autodeterminación; bravo por este socialista.

Antes de terminar quiero recordar la insólita maniobra del Sr. Zapatero que acompañado por Trinidad Jiménez se fueron a ver a Mohamed VI en plena retirada del  embajador. Crisis que tuvo su origen en el hecho de que el Gobierno de Aznar no aprobó un plan Baker en el que se pretendía como solución un Sáhara integrado en Marruecos como una autonomía pero sin derecho a la independencia. ¿Es excesivo calificar  aquel hecho como un acto de alta traición?  Bueno, lo dejaremos como de traición, a secas.

Hace un par de días he leído un artículo que me ha llamado la atención tanto por su contenido como por la valentía  al escribirlo. Lo cual me hace ser optimista y pienso que lo mismo que Arras ya es mucha la gente que piensa así. Yo desde luego estoy en esa línea.

Con este escrito reivindico el derecho a romper con toda clase de tutelas ideológicas  e invito a otros a que estimulen su sentido de la crítica y a que sean valientes en la defensa de la causa saharaui y que denuncien lo que crean que deba ser denunciado. Que ayuden al pueblo saharaui según lo que su corazón y su pensamiento les diga aún en el caso de que esta actitud pueda colisionar con los intereses políticos de los partidos. Que no olviden que la sola ayuda humanitaria al Sahara por muy generosa que sea solo contribuirá a doblegar la resistencia del Pueblo si no va acompañada de una firme e inteligente ayuda política. Nuestro voto no nos lo ha comprado nadie y nuestro voto vale mucho. Seamos inteligentes. Valoremos nuestro voto

Con un recuerdo especial para Aminetu Haidar

Viva el Sáhara libre

F. Javier Perote  -09-06-2006-


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