LOS TABÚES DEL ACUERDO DE PESCA CON MARRUECOS

opinión
de
MOHAMED SALEM
Periodista libre. Activista de la defensa de los derechos humanos. Residente en España.

No pretendo con mi modesta opinión influir en la posición de nadie, ni mostrarme partidario a ninguna parte de los contendientes por un acuerdo de pesca que satisface los intereses de cada una. Los que sí quiero de verdad es el respeto de las aspiraciones de los pueblos de la región en constituir un frente solido ante los problemas del subdesarrollo, las crisis económicas, y la estabilidad pacífica que implica la aplicación de lo pactado en más de un forum acerca de la cooperación y la buena vecindad entre los estados y pueblos de la región.

Desde mi profunda convicción de que para vencer los retos del tercer milenio habrá que pensar en las problemáticas de los demás y ser solidarios con ellos. Desde esta convicción, expreso mi incondicional solidaridad con los miles de trabajadores en el sector de la pesca que perdieron la oportunidad de ganar dignamente el sustento diario de sus familias. Mi solidaridad con los centenares de armadores que se encuentran al borde la quiebra, y demás victimas de la anulación del mencionado acuerdo.

No niego que a lo largo de más de dos años mis colegas en los medios de comunicación han ido informando a la opinión publica sobre los resultados del rosario de las rondas de negociaciones entre Marruecos y la Unión Europea en este sentido, haciendo resaltar las dificultades y las propuestas de soluciones: desde la reconversión de la flota pesquera, pasando por un acuerdo bilateral fuera del conjunto europeo, y terminando por la búsqueda de caladeros alternativos.

Fiel a mi neutralidad prefiero no mostrarme partidario de ninguna de las propuestas y soluciones presentadas hasta el momento, ya que mi deber se centra en revelar toda la verdad a la opinión pública para que actúe de la manera que estime conveniente.

En el tema del acuerdo de pesca hay varios aspectos que nadie los menciona hasta tal punto de que forman parte de los tabúes. A mi juicio, dichos aspectos son los que encierran el conjunto de las bazas utilizadas por cada una de las partes negociadoras sin que nadie se entere.

Sin profundizar tanto en el asunto voy a enumerar algunos de estos aspectos:

1. ASPECTO JURÍDICO.

La Unión Europea antes de pactar con Marruecos un acuerdo de pesca en condiciones validas, sabe de sobra de que más de la mitad de los caladeros en cuestión incluyen el BANCO PESQUERO SAHARIANO. Es decir, los 1200 Kms de costa del Sahara Occidental.

Los Gobiernos de la Unión Europea saben de sobra que Marruecos no tiene soberanía reconocida jurídicamente sobre el Sahara, puesto que es un territorio en litigio internacional. Pero Marruecos les implicó con él en violación de la Legislación Internacional vigente y las resoluciones de la ONU, que recomiendan a todos los estados miembros el respeto del statu quo de los territorios en litigio.

2. ASPECTO DE LAS RESPONSABILIDADES DEL ESTADO ESPAÑOL.

Creo que sobra recordar aquí, que el Estado Español como potencia administradora del territorio puso fin a su presencia el 26 de febrero de 1976 de acuerdo con las cláusulas del acuerdo tripartito de Madrid firmado el 14 de noviembre de 1975. Según las cláusulas del mencionado acuerdo, el Estado Español confía la administración del territorio y no la soberanía a Marruecos y Mauritania, conservando para sí mismo un alto porcentaje en la explotación de la mina de FOS-BUCRA y los caladeros de pesca del banco pesquero sahariano.

3. ASPECTO ÉTICO Y MORAL EN LA VECINDAD.

Un simple repaso a la historia de la región, nos demuestra que Marruecos nunca fue coherente con las normas que rigen la paz y la cooperación con los vecinos. Sus reivindicaciones expansionistas, sus maniobras de presiones y chantajes contra los vecinos en los momentos más críticos reflejan tal incoherencia.

Para no profundizar más en la historia, me limito a citar solo los más recientes modos de comportamientos del gobierno de Rabat con sus vecinos:

1960. Mauritania recién independiente fue bloqueada en las organizaciones internacionales por las reivindicaciones expansionistas de Rabat hasta 1969.

1963. Argelia fue agredida militarmente, quería arrebatarle la región de Bechar y Tinduf por ser zonas mineras de Argelia. El pretexto siempre fue el habitual «derecho histórico de soberanía».

1975. La administración Española en el Sahara fue presionada por la «marcha verde», cuando se preparaba para la transición pacifica hacía la democracia.

1975. El pueblo saharaui fue invadido militarmente y expuesto a una guerra de genocidio cuando la ONU preparaba la celebración de un referéndum de autodeterminación.

Ahora es el turno de Europa en general, y España en particular por su cercanía geográfica. Marruecos quiere estrangularla mediante el acuerdo de pesca para profundizar el problema del paro, mediante la emigración clandestina y el narcotráfico de hachís para asegurarse a sí mismo la posición de vecino temible, capaz de influir en la política de los demás.

En conclusión, estos son algunos de los aspectos que nadie menciona a la hora de abordar los temas del acuerdo de pesca, la cooperación para el desarrollo, la vecindad y el fenómeno de la emigración clandestina. A mi juicio habrá que tenerlos presente si de verdad pretendemos llegar a una solución que satisfaga las aspiraciones de los pueblos de la región.

Mayo 2001


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