IV Comisión de las Naciones Unidas sobre la Descolonización del Sáhara Occidental (Octubre, 2002)

 

Francisco José Alonso Rodríguez
Presidente Nacional de la Liga Española Pro-Derechos Humanos

 

Señor Presidente, Señores/as Embajadores, el pueblo saharaui refugiado en los Campamentos de Tinduf (Argelia) se está quedando sin alimentos. Actualmente malviven en los campamentos argelinos más de 155.000 personas que dependen, casi en su totalidad, de la ayuda otorgada a través del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. Si no llegan nuevas contribuciones de alimentos, entre octubre y noviembre del presente año los refugiados saharauis sólo contarán con el 11 por ciento de las necesidades diarias de alimentación. Sería necesario, según los analistas, para satisfacer las necesidades alimenticias de todos los refugiados hasta principios del año 2003, una inversión de casi cuatro millones de dólares. De no ser así, la reducción drástica de alimentos tendrá severas y dramáticas consecuencias en la salud de los refugiados saharauis, particularmente los niños menores de cinco años, las mujeres embarazadas y las madres en lactancia.

Pedimos públicamente, en este foro internacional, a los Gobiernos Occidentales, y en especial al Gobierno Español que realice las contribuciones necesarias al Programa Mundial de Alimentos y al ACNUR para ayudar a los refugiados saharauis en Tinduf.

Según ACNUR, actualmente el 35 por ciento de los niños y niñas saharauis sufren desnutrición crónica y el 13 por ciento tiene desnutrición aguda. Esto implica, como de todos es sabido, un grave atraso en el nivel de crecimiento físico. Es inaceptable de todo punto que los programas de asistencia y protección a refugiados permanezcan con una severa escasez de fondos.

Para muchos expertos en el tema, la actitud militar del Reino de Marruecos ha sido calificado de intento de genocidio al pueblo saharaui. La larga lista de violaciones impunes de los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental podría interpretarse en esa dirección: tortura, desapariciones forzosas, ejecuciones extrajudiciales o sumarias, procesos judiciales injustos, detenciones arbitrarias, bombardeos con napalm y fósforo blanco, estado de sitio, bloqueo de informaciones, excesiva presencia policial y militar con más de 250.000 agentes marroquíes, represión cotidiana e impune, ausencia de libertad de expresión, y política de implantación de colonos con el objetivo de desnaturalizar la composición demográfica del territorio.

Señores/señoras Embajadores, el conflicto en el Sáhara Occidental se caracteriza por el olvido y la mentira histórica. Ejemplos de ello no sobran: la llamada "tercera vía" (que convertiría el Sáhara Occidental en territorio con soberanía marroquí), la explotación de los recursos naturales por parte del país ocupante cuando dicho territorio posee el estatuto de Territorio No Autónomo pendiente de descolonización, y sobre todo los continuos y reiterados obstáculos a la correcta aplicación del Plan de Paz por parte del Reino de Marruecos. Actualmente el bloqueo es completo y la situación demanda una respuesta contundente por parte de las Naciones Unidas, en cumplimiento de sus competencias y sin que lesione las expectativas de la propia razón de ser de la ONU.

Hemos manifestado reiteradamente que la única solución digna, justa y legítima del conflicto debe provenir de un Referéndum de Autodeterminación transparente y auspiciado por las Naciones Unidas, que permita al pueblo saharaui manifestarse con absoluta libertad sobre su futuro y su destino. Cualquier otra salida política que no pase por el Referéndum de Autodeterminación del pueblo saharaui será siempre rechazada por los interesados, conscientes de sus razones históricas, morales y políticas. Sólo una contundente política occidental (destinada a realizar una presión real sobre el Reino de Marruecos, en sus ilegítimas intenciones expansionistas) podrá frenar una posible reanudación de la guerra en el Sáhara Occidental. Los gobiernos occidentales deberían saber que los saharauis, ante la disyuntiva de morir desangrados en el desierto o morir en una guerra defendiendo su supervivencia, no tienen alternativa alguna.

Entre esos gobiernos occidental que deben jugar un papel importante en la resolución diplomática y política del conflicto se encuentra el Gobierno Español. El Estado español tiene una deuda no saldada (a la que no puede renunciar) con el pueblo saharaui, a quien primero colonizó y luego abandonó a su suerte con la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid de 1975, jurídicamente nulos. Ante el nuevo reto que afronta el actual Gobierno Español (me refiero a su inclusión en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas) pedimos públicamente que no cambie la postura que está manteniendo. De no ser así, no representaría el deseo y la opinión del pueblo español.

En la línea de reparación de las injusticias históricas, la Liga Española Pro-Derechos Humanos ha solicitado formalmente al Gobierno Español la concesión automática (de oficio) de la doble nacionalidad para el pueblo saharaui, ya que dicha concesión les fue otorgada en 1975, siendo imposible que se acogieran a ella por estar el pueblo saharaui en situación de guerra y con la exclusiva preocupación de salvar su vida de la matanza perpetrada por el Reino de Marruecos, no pudiendo tampoco tener noticia &endash;ni llegarles&endash; el Boletín Oficial del Estado. Teniendo en cuenta las deudas históricas contraídas por el Estado Español con el pueblo saharaui, consideramos que esta concesión de la doble nacionalidad automática, supondría un paso más en la compensación y subsanación de la desidia y dejadez que ha caracterizado la actitud de los distintos gobiernos españoles, así como un paso más en el restablecimiento de la justicia en el conflicto político en el Sáhara Occidental.

Igualmente, el papel que debe jugar la Organización de las Naciones Unidas es sumamente importante. Por ello, no debemos permitir que éste y otros conflictos actualmente abiertos, socaven las bases de dicha organización y dé lugar a un orden internacional no basado en el Derecho Internacional, sino en intereses económicos, mercantiles, de determinadas potencias (estatales o empresariales).

En esta línea se manifestaban los seis premios Nobel (José Ramos-Horta, Rigoberta Menchu, Oscar Arias Sánchez, Adolfo Pérez Esquivel, Mairead Maguire y Cora Weiss), que en una reciente petición al Secretario General de NN.UU., Sr. Kofi Annan, solicitaban la pronta celebración de un Referéndum de Autodeterminación en el Sáhara Occidental. Esto premios Nobel instaron al Secretario General a que defienda la integridad de las Naciones Unidas dando continuidad a los esfuerzos encaminados a la firme celebración del Referéndum de Autodeterminación como único camino hacia la paz justa y duradera en el Magreb. Así mismo, hicieron un llamamiento para la promoción de los derechos humanos y la protección de los recursos naturales en el Sáhara Occidental, exhortando a las Naciones Unidas a garantizar a los refugiados saharauis en Argelia el suministro de alimentos de manera oportuna, sostenida y planificada, hasta el momento de la repatriación, en forma segura, a su tierra de origen.

Basándonos en las cifras aportadas por la propia Organización de las Naciones Unidas, estamos condenando a todo un pueblo a las enfermedades crónicas y a la desnutrición. Es responsabilidad de la Comunidad Internacional. No pedimos nada más que se cumplan las distintas resoluciones (numerosísimas, con respecto a otros conflictos) y el Plan de Paz firmado por ambas partes en litigio (y auspiciado por las Naciones Unidas y la Unión Africana). Señores/señoras Embajadores, que se cumplan las resoluciones dimanadas por ustedes.

Quisiera agradecer al Sr. Kofi Annan su respuesta, a través de la Oficina jurídica de las Naciones Unidas, a nuestra carta con fecha de 16 de julio de 2001 en donde le preguntábamos sobre la propiedad de los recursos naturales del Sáhara Occidental, así como sobre la ilegal explotación de dichos recursos por parte de la potencia ocupante marroquí, en donde nos contestaba manifestando inexistencia de posesión jurídica del Estado de Marruecos sobre dichos territorios saharauis.

No quisiera dejar de agradecer al Gobierno de la Federación Rusa, al Gobierno de la Federación China y al Gobierno de Argelia por su firme defensa de las resoluciones de las Naciones Unidas, en este caso. Esperamos y deseamos que no cambien de postura. Igual comentario nos merece, como ya hemos manifestado anteriormente, la postura del Gobierno Español con respecto al conflicto que a todos nos ocupa y preocupa.

Muchas gracias.


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