EL NUEVO PLAN BAKER: UN VIAJE HACIA EL CAOS

Carlos Ruiz Miguel

Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela

 

Opinion publicado en El Mundo, del 16.06.03

 

>> traduction française par Martine de Froberville

 

Se suele desconfiar de aquello que no responde al nombre que se le da.

El nuevo plan presentado por Baker para resolver el conflicto del Sáhara se titula "Plan de paz para la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental" (plan Baker II). Sin embargo, este documento no traerá la paz, sino la violencia, no hace posible la autodeterminación y niega al pueblo del Sáhara Occidental. Lo único cierto de su título es que es un "plan".

¿Por qué el plan de Baker no traerá la paz?

Por dos razones: de un lado, porque siembra el germen de la guerra civil en un proceso de "palestinización" y, de otro, porque pone las bases de un exterminio esbozando un auténtico "guetto". La guerra civil es una consecuencia altamente probable porque al mismo tiempo que Naciones Unidas renuncia a mantener el orden y la seguridad interior, el plan decide armar a las dos partes en conflicto. Así, se establece la posibilidad de crear una "policía armada saharaui" (punto 8.A) al mismo tiempo que se mantiene en el territorio el Ejército ocupante con la posibilidad de que actúe para defender "la integridad del territorio contra toda tentativa secesionista que emane del interior o del exterior" del Sáhara (punto 8.B). ¿Qué ocurrirá cuando la Autoridad Saharaui -que hará las leyes, nombrará los jueces y ejercerá numerosas competencias ejecutivas- tome decisiones que Marruecos estime que constituyan una "tentativa secesionista"? El escenario no es difícil de imaginar: sólo tenemos que ver lo que sucede en los territorios ocupados palestinos entre la policía palestina y el Ejército israelí. Pero esto no es todo. El plan Baker II establece que el Ejército marroquí "defenderá" las fronteras (puntos 8.B y 20) , parece que las fronteras internacionales del Sáhara (por cierto, ¿por qué no las fronteras de la parte del Sáhara que se quedó Marruecos tras pactar con Mauritania en 1976 o las que delimitan los muros el territorio ocupado y el territorio liberado?); sin embargo, al mismo tiempo dice (punto 20) que el Ejército saharaui estará acantonado en los puntos acordados en el plan de paz dentro del territorio ¡dentro del territorio que "defiende" el Ejército marroquí!. Es decir, el Ejército marroquí tendrá rodeado por los cuatro costados al Ejército saharaui que se hallará así en un "guetto" sin posibilidad alguna de renovar su armamento y recibir municiones, pues Marruecos mantiene la comptencia exclusiva sobre producción, venta, posesión y empleo de armas ¡con la única excepción de las armas de la policía saharaui! En definitiva, según el Plan el Ejército saharaui se convertirá algo así como en un ejército indio armado de flechas en una reserva rodeado por el ejército "yankee" con potentes armas de fuego.

¿Por qué el plan Baker II no hace posible la autodeterminación?

El Consejo de Seguridad dio instrucciones muy precisas a Baker para que elaborara una propuesta que hiciera posible la "autodeterminación" del territorio del Sáhara. El problema es que el plan Baker II, igual que el plan Baker I, da por demostrado precisamente lo que está por demostrar. Está por demostrar que el Sáhara sea un territorio legalmente bajo "administración" marroquí, es más, las propias Naciones Unidas han negado en enero de 2002 que Marruecos sea potencia "administradora". Igualmente, está por demostrar que el Sáhara sea marroquí a título de soberanía, pues eso es algo que sólo se podrá determinar después del referéndum. Sin embargo, el plan Baker II contiene ciertas disposiciones que antes del referéndum atribuyen a Marruecos competencias que sólo pueden corresponder a quien es soberano o administrador legal del territorio. Así, el plan Baker II establece que la bandera, la moneda, las aduanas y la administración de correos y telecomunicaciones de Marruecos se aplicarán en el territorio. Pero además, corresponderán a Marruecos las relaciones internacionales (incluidas, ¡ay, el petróleo! las relativas a "cuestiones económicas y otras que presenten un interés directo para el Sáhara Occidental, puntos 8.A y 9), la "seguridad nacional" (¿seguridad "nacional" de quien, de Marruecos o del Sáhara?), la defensa de la "integridad del territorio" (y está claro que se refiere al de Marruecos) y la "defensa exterior" (¿exterior a quien, a Marruecos o al Sáhara?) Todos estos poderes presuponen que el Sáhara forma parte desde ya de Marruecos, pero jurídicamente hablando el Sáhara no forma parte de Marruecos (ni a título de "soberanía" ni de "administración"). Admitir tales competencias supone hipotecar el referéndum haciendo imposible la autodeterminación. Y esta autodeterminación aún se hace más imposible porque se niega a su propio sujeto, el pueblo saharaui.

¿Por qué el plan Baker niega al pueblo saharaui?

El plan Baker, como es ya sabido, establece dos procesos electorales. Un primer proceso electoral, para elegir al Ejecutivo y al Parlamento de la "Autoridad del Sáhara Occidental", que debe llevarse a cabo por quienes formen parte del "pueblo saharaui", a saber, los considerados saharauis por las Comisiones de Identificación de Naciones Unidas tal y como figuran en el censo de diciembre de 1999, más los refugiados inscritos el 31 de octubre de 2000 en la lista del Alto Comisariado de Naciones Unidas para los refugiados (punto 5). Sin embargo, el segundo proceso electoral, el decisivo, el que teóricamente tiene que resolver sobre la "autodeterminación" se debe llevar a cabo por todos los anteriores... más todos aquellos que "hayan residido de manera continuada en el Sáhara desde el 30 de diciembre de 1999" (punto 6). Esta cláusula, que constituye una flagrante negación de ese "pueblo saharaui" al que se alude en el título del plan, es de una más que dudosa legalidad. Primero, porque las propias Naciones Unidas que oficialmente proclamaron en 1999 el censo del "pueblo saharaui" que debía ejercer la autodeterminación no pueden ahora sostener lo contrario de lo que ellas mismas han hecho. Pero además, el "nuevo" censo que propone James Baker vulnera una disposición fundamental del Derecho Internacional. El cuarto convenio de Ginebra, de 12 de agosto de 1949, relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempos de guerra, establece en su artículo 49 un mandato muy claro: "la potencia ocupante no podrá deportar o transferir parte de su propia población civil al territorio que ocupa". Es obvio que la propuesta de Baker pretende incluir en el "nuevo censo" a unos colonos que fueron transferidos por Marruecos al territorio que ocupa. En la medida en la que la propuesta de Baker vulnera frontalmente el artículo 49 de la cuarta convención de Ginebra, la misma no puede ser considerada sino como ilegal.


LE NOUVEAU PLAN BAKER : UN CHEMIN VERS LE CHAOS

Carlos Ruiz Miguel

Professeur de droit consitutionnel à l'université de Saint-Jacques de Compostelle

Opinion publiée dans El Mundo du 16.06.03

Traduction française de Martine de Froberville

 

L'on se méfie toujours de ce qui ne correspond pas à l'intitulé donné.

Le nouveau plan présenté par Baker pour résoudre le conflit du Sahara, s'intitule " Plan de paix pour l'autodétermination du peuple du Sahara Occidental " (Plan Baker II). Or, ce document n'apportera pas la paix, mais la violence. Il ne permet pas l'autodétermination et il nie le peuple du Sahara Occidental. L'unique certitude de son titre est qu'il s'agit bien d'un plan.

Pourquoi le " plan Baker " n'apportera pas la paix ?

Pour deux raisons : d'un côté, il introduit les germes de la guerre civile dans un processus de " Palestinisation " et de l'autre, il crée les conditions d'une extermination en instituant un " authentique " ghetto. La guerre civile est une conséquence hautement probable puisque, les Nations unies renonçant à maintenir l'ordre et la sécurité intérieure, le plan décide d'armer les deux parties au conflit. Ainsi est établie la possibilité de créer une " police armée sahraouie " (point 8.A), tandis que se maintient sur le territoire l'armée occupante avec la faculté d'agir pour " la défense de l'intégrité du territoire contre toute tentative sécessioniste, qu'elle provienne de l'intérieur ou de l'extérieur " du Sahara (point 8.B). Qu'arrivera-t-il quand l'Autorité sahraouie &endash;qui fera les lois, nommera les juges et exercera de nombreuses compétences exécutives- prendra des décisions que le Maroc estimera constituer une " tentative secessioniste " ? Le scenario n'est pas difficile à imaginer : nous n'avons qu'à voir ce qu'il advient dans les territoires occupés palestiniens entre la police palestinienne et l'armée israélienne. Mais ça n'est pas tout. Le plan Baker prévoit que l'armée marocaine " défendra " les frontières (point 8.B et 20), il semble s'agir des frontières internationales. A l'évidence ! (Et pourquoi pas les frontières de la partie du Sahara que le Maroc a obtenue après son accord avec la Mauritanie en 1976 ou celles que délimitent les murs entre territoire occupé et territoire libéré ?) ; néanmoins, il dit également (point 20) que l'armée sahraouie sera cantonnée dans les lieux convenus par le plan de paix dans le territoire. A l'intérieur du territoire que " défend " l'armée marocaine ! C'est-à-dire que l'armée marocaine encerclera de tous côtés l'armée sahraouie qui se trouvera ainsi dans un ghetto, sans possiblité de renouveler son armement et recevoir des munitions, car le Maroc conserve l'exclusive compétence sur " la production, la vente, la possession et l'emploi d'armes ", à la seule exception des armes de la police sahraouie ! En définitive, selon le plan, l'armée sahraouie deviendra plus ou moins une armée d'Indiens armés de flèches dans une réserve entourée par l'armée " yankee " aux armes à feu puissantes.

Pourquoi le plan Baker empêche la mise en œuvre de l'autodétermination ?

Le conseil de sécurité a donné à Baker des instructions très précises pour élaborer une proposition qui permette l'" autodétermination " du territoire du Sahara. Le problème est que le plan Baker II, comme le plan Baker I, considère comme établi ce qui est à établir. Il reste à établir précisément que le Sahara soit un territoire légalement sous " administration " marocaine. Bien plus, les Nations unies, elles-mêmes, ont nié en janvier 2002 que le Maroc soit une puissance " administrante ". De même, il reste à établir que le Sahara soit marocain au titre de la souveraineté, puisque cela ne pourra être démontré qu'après le referendum. Pourtant le plan Baker II contient des dispositions qui avant le referendum attribuent au Maroc des compétences qui ne peuvent être détenues que par celui qui est souverain ou administrateur légal du territoire. Ainsi, le plan Baker II stipule que " le drapeau, la monnaie, les douanes, l'administration des postes et télécommunications du Maroc s'appliqueront au Sahara occidental ". De plus, seront de la compétence du Maroc les relations internationales, y compris, ah le pétrole !, celles relatives aux " questions économiques et autres qui présentent un intérêt direct pour le Sahara occidental " (points 8.A et 9), la " sécurité nationale " (sécurité nationale de qui ? du Maroc ou du Sahara ?), la défense de l'" intégrité du territoire " (il est clair qu'il se réfère à celle du Maroc) et la " défense extérieure " (extérieure de qui, du Maroc ou du Sahara ?). Tous ces pouvoirs présument que le Sahara fait déjà partie du Maroc, or juridiquement parlant le Sahara ne fait pas partie du Maroc (ni au titre de la " souveraineté " ni à celui de l'" administration "). Admettre de telles compétences signifie hypothéquer le referendum, rendant impossible l'autodétermination. Et cette autodétermination se révèle d'autant plus impossible qu'est nié son propre sujet, le peuple sahraoui.

Pourquoi le plan Baker nie le peuple sahraoui ?

Le plan Baker, comme on le sait, prévoit deux processus électoraux. Un premier processus électoral, destiné à élire l'exécutif et le parlement de l'Autorité du Sahara Occidental ", concerne ceux qui appartiennent au " peuple sahraoui ", c'est-à-dire, ceux qui ont été considérés comme Sahraouis par les commissions d'identification des Nations unies et qui figurent dans la liste électorale de décembre 1999, plus les réfugiés inscrits le 31 octobre 2000 sur la liste du Haut commissariat des Nations unies pour les réfugiés (point 5). Toutefois, le second processus électoral, le décisif, celui qui théoriquement doit réaliser l'autodétermination, concerne tous les précédents … et en outre, " tous ceux qui auront résidé de manière continue au Sahara depuis le 30 décembre 1999 " (point 6). Cette clause, qui constitue une flagrante négation du " peuple sahraoui " auquel il est fait allusion dans l'intitulé du plan, est d'une légalité plus que douteuse. D'abord, parce que les Nations unies elles-mêmes, qui ont officiellement publié en 1999 la liste électorale du " peuple sahraoui " qui devait exercer son droit à l'autodétermination, ne peuvent maintenant soutenir le contraire de ce qu'elles ont elles-mêmes fait. Par ailleurs, la " nouvelle " liste que propose James Baker enfreint une disposition fondamentale du droit international. La 4ème convention de Genève, du 12 août 1949, relative à la protection dûe aux personnes civiles en temps de guerre, stipule très clairement en son article 49 que " La puissance occupante ne pourra procéder à la déportation ou au transfert d'une partie de sa propre population civile dans le territoire occupé par elle ". Il est évident que la proposition de Baker prétend inclure dans le " nouveau corps électoral " des colons que le Maroc a introduits dans le territoire qu'il occupe. Dans la mesure où la proposition de Baker enfreint frontalement l'article 49 de la 4ème convention de Genève, elle ne peut être que considérée illégale.

Le plan Baker II est sans doute plus élaboré que le " projet d'accord-cadre " ou plan Baker I. Laissons ici de côté ses inoubliables oublis et silences (Comment est-il possible que le Maroc reconnaisse que l'Espagne joue un " rôle fondamental " dans le conflit et que le plan ne nous reconnaisse aucun rôle ?). Cependant, les corrections techniques évoquées ne modifient pas l'essence même du plan, ni ne laissent entrevoir une meilleure solution du conflit. Le plan Baker II non seulement viole de façon flagrante le droit international, mais il conduit à un chaos sanglant, en introduisant le germe d'une nouvelle guerre entre Sahraouis et Marocains : une guerre d'extermination.


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