OPINIONES

El dia 8 de Marzo 2001, Raimón Obiols, eurodiputado y presidente de la delegación del Parlamento Europeo para los países del Magreb y la UMA, ha escrito en El País, Madrid, una "Opinion" titulada

Sáhara: ¿dos meses para la paz?
Hemos recibido dos reacciones:

del Professor Carlos Ruiz Miguel, Profesor titular de Derecho Constitucional, Santiago de Compostela (no publicada por El País «debido a razones de espacio y oportunidad»...)

y

del escritor Fernando Guijarro Arcas

y

de Juan María, de ACAPS Barcelona
Carta enviada al diario EL PAIS el día 9 de marzo, y una vez más no publicada.

 

 

¿ES POSIBLE LA AUTONOMÍA PARA EL SÁHARA?

Carlos Ruiz Miguel

Raimón Obiols acaba de publicar un interesante artículo en "EL PAÍS" del 8 de marzo en el que propone algunas sugerencias para ayudar a las partes en conflicto a sacar adelante la llamada "tercera vía" para solucionar el problema del Sáhara Occidental. Como es ya sabido, Marruecos propuso el año pasado en la reunión celebrada en Berlín con el Frente Polisario esta posibilidad de un "arreglo político" en el marco del reconocimiento de la soberanía marroquí. Sin embargo, la solicitud de Naciones Unidas a Marruecos para que concretara esa propuesta sólo ha recibido silencio. De ahí que ahora el Secretario General de la Organización haya dado un plazo de dos meses a Marruecos para que concreta su oferta de transferencia de poder a los saharauis.

La propuesta de "tercera vía" se quiere presentar como una posición "posibilista" o "realista" frente a alternativas supuestamente "imposibles" o "irrealizables". Sin embargo, ¿hasta qué punto estamos ante una propuesta "realista"? Son varios los problemas que tiene que hacer frente esta "tercera vía", unos de orden internacional y otros de orden interno. En el plano internacional existen dos problemas. El primero, que deja entrever Obiols, es que esta "tercera vía" de ningún modo puede dejar de lado la necesidad de celebración de un referéndum. ¿Por qué? Pues porque el Tribunal Internacional de Justicia ha declarado de forma expresa y tajante en su Dictamen de 16 de octubre de 1975 que el problema del Sáhara no es un problema de integridad territorial de Marruecos, sino de descolonización y,en consecuencia, sólo puede solucionarse mediante el ejercicio del derecho de autodeterminación por las poblaciones del territorio. Es decir, jurídicamente no puede dejar de haber referéndum. Y esto nos lleva a la siguiente cuestión: ¿y quien debe votar en ese referéndum sancionador del "arreglo político" en el que consista la "tercera vía"? Esta pregunta nos devuelve al punto de partida actual. Si ahora resulta que no se puede celebrar el referéndum de autodeterminación porque no hay acuerdo en el censo ¿con qué censo se piensa someter a referéndum de la población el eventual acuerdo político llamado "tercera vía"? El segundo problema, en el que nadie parece reparar sería: ¿y qué sucede si esa "tercera vía" resulta rechazada en referéndum?

Desde el punto de vista interno los problemas no son menores. Supongamos que han quedado superados todos los obstáculos de orden internacional referidos, que se ha llegado a un acuerdo político entre las partes, se ha convenido un censo, se ha celebrado un referéndum y se ha aprobado por la población la "autonomía". El problema en el que nadie parece haber reparado sería el siguiente: ¿quien garantiza esa autonomía? Las últimas informaciones sobre el asunto revelan que Marruecos trabaja en un modelo de autonomía "a la española". Pero ¿es esto realmente posible? Mi modesta opinión es que no. En primer lugar, porque en España tenemos una Constitución "normativa" y en Marruecos sólo hay una Constitución "nominal".

En efecto, Marruecos no es un sistema constitucional sino, por decirlo sin eufemismos, una Monarquía despótica. Un sistema con un Parlamento elegido por unas elecciones totalmente trucadas por el ex-ministro Driss Basri, unos tribunales que carecen de independencia y que no son homologables a los tribunales europeos y una situación extremadamente preocupante de los derechos fundamentales y las libertades públicas. Así las cosas, si se aprobase un "Estatuto de autonomía" para el Sáhara, atribuyendo competencias ejecutivas y legislativas al territorio, ¿cómo se garantizaría que el Estado marroquí a través de su legislación no invadiría las competencias de la autonomía saharaui? En Marruecos no hay, ni puede haber, un Tribunal Constitucional comm'il faut, porque no hay ni puede haber Constitución auténtica en la medida en que no se acepte que el Monarca es un órgano subordinado a la Constitución y no por encima de ella. Siendo esto así, ¿qué garantías tendría el Sáhara de que la autonomía concedida sobre el papel no iba a ser vaciada inmediatamente en la práctica? Este orden de problemas evela de qué modo tan íntimo están ligadas la cuestión del Sáhara y la democratización del país. Todo intento de arreglar la cuestión del Sáhara sin democratizar Marruecos está condenado al fracaso. Habida cuenta de que nadie está realizando la mínima presión para democratizar Marruecos, noque haya que tener dotes para la profecía si me atrevo a decir que, en estas condiciones, la propuesta de autonomía para el Sáhara no va a prosperar.

Carlos Ruiz Miguel
Profesor titular de Derecho Constitucional
Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela
E-15782 Santiago de Compostela (España)
Tlf. + 34 981 563100 Ext. 14717
Fax + 34 981 591554


RESPUESTA A RAIMON OBIOLS

Fernando Guijarro Arcas

 

Granada, viernes 9 marzo 2001

Queridos internautas pro-saharauis:

Quiero responder por este medio al artículo Sáhara: ¿dos meses para la paz? de Raimon Obiols, presidente de la delegación del Parlamento Europeo para el Magreb, aparecido en "El País" del jueves 8 de marzo. Creo que con esta "aportación", el eurodiputado sólo contribuye a aumentar la confusión existente sobre este asunto... que sin embargo está claro como el agua, desde el principio. Son voces interesadas, como la suya, las que contribuyen a oscurecerlo. Por algo muchos de nosotros, una vez informados minuciosa y científicamente de todas las posiciones, seguimos apoyando al Frente Polisario, y no a políticos poco claros.

Por un lado, el comienzo es positivo: su artículo esclarece lo que había de confuso en la interpretación que el propio "El País" ha venido haciendo del último mensaje de Kofi Annan, "barriendo para casa" y "arrimando el ascua a su sardina". De acuerdo: lo que el Secretario General de la ONU reclama a Marruecos es "una transferencia devolution, que se traduciría mejor por "devolución" a su legítimo propietario de autoridad auténtica, sustancial y acorde con las normas internacionales". Con el Derecho Internacional, vamos. Y de acuerdo también con otro párrafo de su carta: "en la más fiel interpretación de la sentencia del Tribunal Internacional de La Haya de 1975". Pero quiero señalar al eurodiputado que esa "fiel interpretación" señala directa y exclusivamente al referéndum, única forma de ejercer el principio de autodeterminación. Para saber qué quieren hacer los saharauis, sólo cabe preguntarles a ellos; pero a ellos solos, no a los miles de marroquíes más o menos repintados de saharauis que el país invasor pretende colar, con o sin alegaciones al Plan de Paz de MINURSO. Nada de "terceras vías", por mucho que "El País" pretenda imponérnoslas.

Obiols parece haber leído el texto que empezaba "A las personas interesadas en el Sáhara", que envié a esta página y se reprodujo en la semana 42 del 2000. Pero lo ha leído mal. Porque si acusé de haberse vendido a mi amigo Serfaty y reitero que lo fue, él y su magnífica esposa Christine, autora de su difícil liberación y de varios libros donde expuso el problema de los "desaparecidos" saharauis, fue con una larga y detallada exposición de razones. No lo hice sólo por haber recomendado la "tercera vía", sino sobre todo por apoyar la trampa marroquí de presentar como votantes a falsos saharauis "reciclados".

No cabe "devolver la autonomía" a unos saharauis que siempre fueron libres, es decir, completamente autónomos. No se "devuelve" lo que nunca se ha perdido. Lo único necesario es, como dice el dictamen del T.I.J., "la aplicación del principio de autodeterminación mediante la expresión libre y auténtica de la voluntad de las poblaciones del territorio". Pero ojo: sólo las poblaciones que estaban identificadas ya entonces, al emitirse el dictamen. No esa trampa que introduce el eurodiputado varias veces en su artículo: "todos los habitantes y exhabitantes del territorio". Porque eso apoya los trucos de Marruecos, que dice haber "descubierto" varios miles de exsaharauis "emigrados a Marruecos en épocas pasadas". "Repintados de amapola y aceituna", diríamos en español populista, por los colores rojo y verde de la bandera marroquí.

Los buenos deseos finales de ese artículo los expresaron los saharauis antes, y estaban en la "Carta abierta al rey de Marruecos" que el presidente Mohamed Abdelaziz publicó, en "El País" precisamente, el 21 de noviembre de 1999: "La independencia de nuestro pueblo reforzará el clima de paz y democracia que ya se vislumbra en la zona, creando nuevas perspectivas de cooperación y desarrollo". Pero sólo la independencia completa: nada de autonomías bajo Marruecos. Sino plena y total soberanía del pueblo saharaui respecto a su destino. No caben "terceras vías", metiendo a 135.000 marroquíes disfrazados.

En el mismo sentido conviene repasar otro artículo publicado también en "El País": el que firmaba Bachir Mustafa Sayed, titulado "Sabemos resistir, sabremos esperar", que apareció el 10 de enero de 1992. Ahí se denunciaba la complicidad de Pérez de Cuéllar, luego evidente. Los saharauis no han cambiado de posición en toda la duración del conflicto. Sólo a mejor.

Reafirmo lo dicho: por desgracia, mi amigo Abraham Serfaty se ha vendido. Le justificaré un poco: lo hace pensando en su pueblo, sin duda. Pero eso no significa apoyar los intereses del actual rey, que si en Marruecos practica una política algo diferente (pero la estructura del majzen y los fortísimos intereses de la Francia neocolonial hacen que no pueda ir muy lejos), en el Sáhara Occidental ha aumentado la represión, y las "desapariciones", muertes y torturas de saharauis se siguen produciendo, como esta página de ARSO informa una y otra vez.

Pero el que hace años que se ha pasado al otro bando es el propio "El País", "diario más vendido", no sólo en quioscos. Cada vez que hago por España una presentación de mi libro La distancia de cuatro dedos, alguien comenta: "Pero 'El País' dice..." Afirmémoslo: "El País" pertenece al mismo grupo empresarial, PRISA, que la cadena televisiva de pago "Canal +", que es filial de la francesa del mismo nombre. Al defender la posición de Francia por vinculación empresarial, PRISA defiende a Marruecos. Por eso "El País" envía siempre a los campamentos saharauis a informadores poco avezados (véase el mal trabajo de J. Pedro Velázquez-Gaztelu publicado en febrero-marzo sobre el 25 Aniversario de R.A.S.D., donde repite una vez más la falsedad de que "el Frente Polisario es un partido único", lo que contradice la Constitución de la R.A.S.D. y el mismo significado de la palabra "Frente"), mientras a Marruecos envían al experto en trampas Ignacio Cembrero. El 26 de febrero 2001 éste entrevistaba a Jalihenna uld Raschid, pretendiendo que ese embustero (ya lo dejaba como tal el informe de la Misión Visitadora de la ONU en 1975, antes de todo) representa a los saharauis que siguen en la zona invadida. No es casualidad. Sobre todo si "El País" aún tiene en plantilla a quienes en el pasado trabajaron bien sobre el Sáhara, como Ana Camacho, relegada ahora. La acusación malintencionada de "partido único" la desmentí yo mismo al responder el 24 de septiembre 1999 a un profesor de la Autónoma de Madrid que se permitió impugnar el Estudios saharianos de Caro Baroja ¡por una ilustración!

No: mi acusación de "haberse vendido" Abraham Serfaty no se debe sólo a que apoye la "tercera vía". Pero "El País" lleva mucho predicando la "autonomía", lo que sólo favorece a Francia, que busca explotar las riquezas minerales del Sáhara Occidental, petróleo sobre todo, más que el fosfato incluso. Se lo pregunté públicamente en Madrid el 27 junio de 1996 al propio Mohamed Abdelaziz, que me respondió afirmando "Desde el principio, este ha sido un problema internacional. Todos los organismos que sobre él se han pronunciado, el T.I.J., la O.N.U., el Consejo de Seguridad de ésta, la O.U.A., lo han tratado como problema internacional. En todos los casos, la doctrina unánime, el pilar fundamental, es que el Sáhara Occidental pertenece al pueblo saharaui. La única respuesta lógica es realizar el proceso de la autodeterminación de este pueblo".

¡Pero es que con fecha 27 de enero 1989 -nada menos-, el mismo diario "El País" había publicado una entrevista de la ya mencionada Ana Camacho con Bachir Mustafá Sayed, en la que a la pregunta "¿Qué hay de cierto en las declaraciones de Hassan II (...) sobre un Sáhara Occidental incluido en Marruecos (...) como los länder de la RFA]?, el representante saharaui respondía: "Los saharauis hemos sido los primeros sorprendidos por estas declaraciones. (...) La independencia sigue siendo el objetivo irrenunciable, sobre la base de las resoluciones de la ONU y la OUA. A partir de ahí, podemos estudiar cualquier propuesta sobre la base de la integración en el Gran Magreb".

Todo está dicho ya, y en las propias páginas del diario-más-vendido incluso. Si esas páginas no reflejan la realidad, es sólo culpa de sus mandos, que contradicen así la denominación de "Diario independiente" que figura en "mancheta" de primera página. Por ejemplo, la agencia COLPISA, del grupo Correo, junto a una pobre información llena de errores sobre el 25 Aniversario, sirvió fotografías de blindados de fabricación soviética T55, capturados a Marruecos por los saharauis cuando Lemseied, al principio de esta guerra. "El País" prefirió reproducir otra foto de unos cuantos camelleros, pretendiendo restar así importancia a su fuerza militar, mientras el "enviado especial" señalaba "La inferioridad de las fuerzas saharauis, no obstante, es manifiesta". ¡Pero con esa "inferioridad" llevan 25 años resistiendo la invasión de un país que los supera en número en razón de 10 a 1 y abrumadoramente en material... que sin embargo es origen de que la República Saharaui esté hoy magníficamente equipada! Con material antiguo, sí, pero muy útil aún. Lo contrario es propaganda política intencionada, venga de quien venga, "independiente" o no.

Insisto en lo dicho en otras ocasiones: los saharauis están en postura de fuerza para negociar. Su amenaza de atacar de nuevo a Marruecos es plenamente realizable. Y no necesitan recurrir a Argelia para ello: llegado el momento, sólo harían una rápida "información confidencial" al país vecino dentro de cuyas fronteras vive aún su población civil... por el intento de genocidio con napalm que Marruecos llevó a cabo, y del que nadie parece acordarse (descanse en paz el espléndido primer autor de la asistencia médica cuando aquel exilio, recientemente fallecido: mi querido Mohamed Embarek "El Médico", que nunca ese título profesional estuvo tan alto). No se inventen los informadores fantasías que nunca existieron: las declaraciones del presidente argelino Buteflika, fielmente reproducidas por ARSO, han sido inequívocas una y otra vez. Repetiré lo que expongo al presentar mi libro: si los combatientes saharauis no tuvieran el control de la situación, si el tan cacareado "muro" del desierto, con sus radares y todo, sirviera para algo, yo no estaría vivo. No sirve siquiera para "controlar la mayoría del territorio", como dicen los diarios interesados en apoyar a Marruecos, como "El País": se trata de un desierto, no lo olvidemos. No hay prácticamente nada que controlar ahí. Pero con habitantes socialmente organizados desde antaño, y a éstos hay que defenderlos, y devolverles el ejercicio de sus derechos.

Si los eurodiputados quieren hacer algo por solucionar el largo conflicto, en lugar de "somniar truitas" ("soñar tortillas") según dicen los catalanes como Obiols en su muy rica lengua, presionen a Marruecos para que cumpla el Derecho Internacional, el dictamen de 16 de octubre 1975 del Tribunal de La Haya, los acuerdos de Houston, los de la ONU y la OUA, y el Plan de Paz conjunto de ambas entidades. Es decir, la legalidad vigente. Nada de "terceras vías" ni zarandajas. Esas soluciones son, por seguir una vez más al Polisario por boca de su representante ante la ONU Bujari Ahmed, "una solución política con ajo marroquí y un jefe de cocina estadounidense"; "ese es un plato que los saharauis no estamos dispuestos a comer" (31 octubre 2000, "Noticias Semanales", semana 44). No en vano el 5 de julio de 2000 (semana 27+28), Mohamed Sidati hacía un llamamiento a la Unión Europea para que ponga toda la carne en el asador para "obligar a los protagonistas a que respeten sus compromisos", expresando su esperanza de que Francia - causante última de esta guerra-, señalo yo, FGA adopte "una actitud menos partidista" y "más conforme al Derecho Internacional".

Plenamente de acuerdo, por otra parte, con el elevado análisis de Yahia H. Zoubir, profesor de Relaciones Internacionales en la American Graduate School of International Management, Arizona, EE UU, que ARSO reprodujo hace meses, tomándolas del diario argelino en árabe El Khabar, 12 septiembre 2000. Dicho artículo expresaba ya la realidad con el titular: "La 'tercera vía' en el Sáhara Occidental: ¿vía real a la reanudación del conflicto?". Lo han dicho claramente los representantes de la R.A.S.D.: cualquier forma de solución que no sea el referéndum está fuera de lugar, y es inaceptable para los saharauis representados por el F. Polisario. Como expongo en mi libro, hay poderosas razones para que así sea: no se acepta en absoluto por encima al poder político que, saltándose la legalidad, quiso exterminar a la población civil saharaui.

Añadiré algo más: toda forma de "autonomía" incumple el dictamen del T.I.J., en cuanto éste sólo consideraba necesario aplicar el principio de autodeterminación. Es tan claro como eso. Y además es pura lógica: sólo cabe preguntar a los interesados, y únicos dueños desde que el mundo es mundo, qué quieren hacer con su tierra; si desean entrar en otra nación o qué. El referéndum significa sólo eso. Dejémonos de otros inventos, que es lo que indica esa expresión catalana que he citado: "somniar truitas". "Inventos macabeos", diríamos en castellano popular.

Y ya hemos visto, muy recientemente, lo que sería un tanteo a la opinión pública hecho por el Gobierno de Marruecos. Ese me parece ser el significado de las mencionadas declaraciones de Jalihenna uld Raschid, que "El País" recogía el 26 de febrero 2001: "Ya es hora de (...) aplicar bien y cuanto antes la opción regionalista - en España la llamarían autonómica- para nuestro territorio". Le respondió el propio Primer Ministro marroquí, el "socialista" Yussufi, afirmando que esas palabras "incitan al desorden al establecer una distinción entre los autóctonos de la región y los demás". Me parece la demostración clara de que la tan cacareada "autonomía" no es posible. Hay regiones del Marruecos propiamente dicho, como el Rif en primer lugar, que reaccionarían inmediatamente a esa "autonomía, sintiéndose postergados. No lo veo viable.

En suma: todo está dicho ya. Que Marruecos propusiera la solución autonómica en 1983, cuando el encuentro de Akid Loufti ("dejadme el sello y la bandera") fue sólo la primera señal de que ya entonces desconfiaba de ganar la guerra. Se acabaron ahí los sueños de que "el Polisario nos durará diez días", como dijo el general Dlimi al llegar a El Aaiún tras la Marcha Verde. 25 años más tarde, los saharauis siguen ahí, enormemente más fuertes, más firmes en su demanda, y manteniendo sus posiciones jurídicas. Les apoya, sencillamente, todo el Derecho Internacional. Lo demás son inventos, aunque los diga un eurodiputado, y especialmente sospechosos si los publica "El País", cuya postura es ya conocida.

 

Fernando GUIJARRO ARCAS
c./ San Juan de los Reyes, 56
18010 Granada


Raimon Obiols y el Sáhara

por Juan María

Carta enviada al diario EL PAIS el día 9 de marzo, y una vez más no publicada.

En respuesta a su artículo sobre el Sáhara, publicado el día 8 de marzo en este periódico, me gustaría hacer las siguientes puntualizaciones:

La indefinición y la falta de voluntad política son el mejor pasto para eternizar los conflictos. En este caso el del Sáhara.

Los conflictos políticos hay que resolverlos y no esperar a que exploten. El lamento, a posteriori, no resuelve nada.

Después de 25 años de guerra, exilio y penalidades, es comprensible que los saharauis no acepten las migajas del banquete de sus verdugos marroquís en forma de autonomía, tal como les propone el rey Mohamed VI y el gobierno socialista de Yusufi.

Lo quieren todo porque es suyo. ¿O es que existe alguna duda sobre los dueños legítimos de lo que en su día fue el Sáhara Occidental Español?

Existe un dictamen del Tribunal Internacional de la Haya avalando la legitimidad de los saharauis sobre su territorio. Y existe un mandato de la ONU a su Secretario General, Kofi Annan, específicamente para impulsar el Referéndum de Autodeterminación entre las dos partes.

Todo lo demás es salirse del guión, marear la perdiz y esperar que el conflicto explote. Entonces, los pocos recursos que Marruecos dedica a educación o a sanidad, irán a parar, aún más, a la guerra, habrá más desestabilización en el norte del Magreb, las pateras se multiplicarán y acogeremos mucha más inmigración.

Portugal lo tuvo claro apoyando la independencia de Timor Oriental. Ese es el camino que han de seguir nuestros gobernantes respecto al Sáhara, si quieren contribuir a crear un Magreb estable.

¡Manos a la obra!, como hace años lo están haciendo, mostrando su solidaridad, los españolitos de a pie.

Juan María
(De ACAPS Barcelona)


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